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Mensajes Claves

  • Una nueva investigación de Earthsight ha vinculado la tala ilegal de un bosque suramericano habitado por una de las últimas tribus no-contactadas del mundo con uno de los principales productores de autos europeos. La deforestación ocurrió en el Gran Chaco, una bio-región muy rica, hogar de jaguares y osos hormigueros gigantes, cuyos bosques están siendo destruidos más rápidamente que cualquier otro en el mundo. La destrucción está siendo impulsada por la expansión de fincas ganaderas para abastecer la demanda internacional de carne y cuero.
  • Earthsight identificó ganaderos que, de forma ilegal, han deforestado bosques habitados por los Ayoreo Totobiegosode – el único pueblo indígena de las Américas fuera de la Amazonía que vive en aislamiento voluntario. Investigadores de Earthsight identificaron los mataderos que compran ganado de estas fincas en Paraguay y rastrearon la cadena de suministro que entrega las pieles a unas de las principales curtidurías europeas en Italia, el mayor destinatario de pieles paraguayas.
  • Durante visitas encubiertas de nuestros investigadores, las curtidurías paraguayas se ufanaron de suministrar cueros para varios autos famosos, incluyendo modelos BMW y el Range Rover Evoque. Earthsight ha descubierto que la empresa BMW utiliza pieles que provienen de dos mataderos que procesan pieles que en su lugar vienen de la tala ilegal de bosques que pertenecen a los Ayoreo Totobiegosode. Jaguar Land Rover no negó utilizar pieles que provienen de otra curtiduría que transforma cueros de otro matadero que procesa animales de la misma fuente. Varios otros gigantes del sector automotriz también consiguen cueros de curtidurías italianas que hemos podido vincular al escándalo.
  • La deforestación ilegal de bosques en tierras de los Totobiegosode es solo el ejemplo más egregio de los amplios abusos ambientales que ocurren en Paraguay. La mayoría de las exportaciones de carne de res y cuero provienen de tierras deforestadas recientemente, de las cuales hasta un 5 por ciento han sido taladas ilegalmente. Los estudios indican que dichas exportaciones son responsables de más deforestación por unidad de peso que cualquier otro producto a nivel mundial. Por medio de entrevistas con funcionarios gubernamentales dispuestos a compartir información reservada y trabajo encubierto para establecer relaciones con empresas comercializadoras de tierras, la investigación de Earthsight reveló la corrupción y el tráfico de influencias que facilita esta destrucción.
  • El informe detalla como la industria de cuero se ha quedado atrás comparado con otros sectores involucrados en productos básicos agrícolas de riesgo forestal, tales como la palma aceitera y el cacao. El cuero utilizado por la industria automotriz en un solo año podría cubrir la isla de Manhattan tres veces y es, adicionalmente, uno de los principales consumidores de productos brasileños, donde la ganadería es el principal impulsor de la deforestación. Sin embargo, la investigación de Earthsight encontró que ni un productor de autos pudo rastrear la cadena de suministro de los productos que compra a la finca de origen, algo que es esencial para evitar su complicidad en abusos de derechos humanos y ambientales.
  • Nuestra investigación resalta la urgente necesidad de legislación a nivel de la Unión Europea y del Reino Unido que obligue a la industria automotriz a llevar a cabo acciones de debida diligencia, para garantizar que cuando compran productos básicos de riesgo forestal no están contribuyendo a la deforestación o a otros abusos. Sin embargo, el informe revela que gremios vinculados a la industria automotriz europea han desarrollado campañas de lobby ante la UE y el gobierno alemán para aguar o parar por completo nuevos proyectos de ley que obligarían las empresas a depurar sus cadenas de suministro.
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Resumen Ejecutivo

Bosque del Chaco paraguayo deforestado para la ganadería, diciembre de 2019 © Earthsight

Bosque del Chaco paraguayo deforestado para la ganadería, diciembre de 2019 © Earthsight

Jaguar fotografiado en los bosques del Gran Chaco © Hugo Santa Cruz & Fundación Yaguaret

Jaguar fotografiado en los bosques del Gran Chaco © Hugo Santa Cruz & Fundación Yaguaret

Los Ayoreo Totobiegosode llevan décadas luchando por su territorio © Survival International/GAT

Los Ayoreo Totobiegosode llevan décadas luchando por su territorio © Survival International/GAT

Excavadora desmontando bosques al sur del PNCAT, diciembre de 2019 © Earthsight

Excavadora desmontando bosques al sur del PNCAT, diciembre de 2019 © Earthsight

La ganadería es un importante impulsor de la deforestación en el Chaco paraguayo © Earthsight

La ganadería es un importante impulsor de la deforestación en el Chaco paraguayo © Earthsight

El Range Rover Evoque, fabricado en el Reino Unido, es el vehículo más vendido de su empresa matriz © Volha-Hanna Kanashyts / Shutterstock

El Range Rover Evoque, fabricado en el Reino Unido, es el vehículo más vendido de su empresa matriz © Volha-Hanna Kanashyts / Shutterstock

Montaje de autos en la fábrica de Jaguar Land Rover en Solihull, Inglaterra © John Robertson / Alamy Stock Photo

Montaje de autos en la fábrica de Jaguar Land Rover en Solihull, Inglaterra © John Robertson / Alamy Stock Photo

El hogar del jaguar en comino de la desaparición

Aunque la Amazonía recibe toda la atención, otros valiosos bosques latinoamericanos se encuentran bajo aún mayor amenaza. Mil kilómetros hacia el sur, los bosques secos del Gran Chaco están desapareciendo más rápidamente que cualquier otro bosque en el mundo. Hogar de jaguares, osos hormigueros gigantes y docenas de especies endémicas, esta eco-región fue descrita por el naturalista David Attenborough como “una de las últimas grandes regiones de naturaleza virgen en el mundo.”

El Chaco está despareciendo más rápidamente en Paraguay que en otros países. Hasta 2016, este país relativamente pequeño ya había perdido un área de bosque mayor que Suiza. La mayoría había sido deforestada en los diez años anteriores. Esta reconversión aceleró nuevamente en 2019, cuando el equivalente a un campo de fútbol fue destrozado por las excavadoras cada dos minutos.

Esta destrucción está siendo impulsada por la ganadería industrial para satisfacer la demanda internacional. Los estudios han mostrado que ningún producto básico causa más deforestación que la carne y cuero paraguayos. Más de la quinta parte de la deforestación en el país no es ni siquiera legal.

Esta destrucción tiene impactos calamitosos tanto para la biodiversidad local como para el cambio climático a nivel global. Es, además, un desastre para los pueblos indígenas de Paraguay, muchos de los cuales dependen de los bosques para sobrevivir.

La vasta mayoría de sus tierras tradicionales han sido robadas. En Paraguay, décadas de gobiernos corruptos han creado uno de los países más desiguales del mundo, con el 90 por ciento de la tierra en manos de unos miles de agricultores industriales ricos, de cuyas filas vienen los más importantes políticos del país. Pero los grupos indígenas no se han rendido. Central a su lucha han sido los Ayoreo Totobiegosode, que incluyen las últimas poblaciones ´no-contactadas´ que habitan en América Latina fuera de la Amazonía.

La invasión de las tierras indígenas por la ganadería 

Desde comienzos de la década de los 90, activistas Totobiegosode han luchado para defender los restos de sus territorios ancestrales. Sus esfuerzos lograron el establecimiento de un tramo de bosque protegido, con una extensión de 5.500 kilómetros cuadrados, donde viven los grupos Totobiegosode que se encuentran todavía en situación de aislamiento voluntario. Conocido como el Patrimonio Natural y Cultural Ayoreo Totobiegosode (PNCAT), el área fue reconocida por las autoridades paraguayas en 2001.

Unos años más tarde, la industria cárnica paraguaya, en auge, empezó una expansión agresiva en el Chaco. A pesar de las medidas de protección brindadas por el Instituto Indígena de Paraguay, ganaderos con buenas conexiones políticas adquirieron grandes extensiones de tierra dentro del PNCAT. Los resultados fueron catastróficos. Desde 2005, 53.000 hectáreas (ha) de bosque Totobiegosode han sido destruidas, para ser convertidas en pastaje.

La deforestación más notoria fue efectuada por una compañía brasileña, Yaguareté Porã. Primero, Yaguareté abrió carreteras que penetraron el corazón del PNCAT y atravesaron sitios históricamente importantes para los Totobiegosode. Luego, utilizó su influencia política para adquirir una licencia que permitía la tala del bosque en áreas circundantes. Dicha licencia fue más tarde determinada como otorgada ilegalmente, y Yaguareté fue multada por haber ocultado información sobre la presencia de grupos no-contactados en los territorios afectados. Sin embargo, en 2013, en flagrante desacato de dicha sentencia, el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible de Paraguay volvió a emitir la misma licencia, y Yaguareté procedió a destruir miles de hectáreas de bosque más.

Simultáneamente, otras empresas fueron invadiendo los territorios Totobiegosode quienes, habiendo perdido toda fe en las autoridades paraguayas, buscaron apoyo de la comunidad internacional. Informes condenatorios de las Naciones Unidas (ONU) y del cuerpo regional de derechos humanos, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), fueron el resultado. Finalmente, en febrero de 2018, el gobierno paraguayo respondió y su Instituto Forestal Nacional (INFONA) suspendió todos los planes de gestión forestal dentro del PNCAT, haciendo cualquier tala inequívocamente ilegal.

Pero mientras las nuevas reglas trajeron un breve respiro, Earthsight ha descubierto que las excavadoras no quedaron en silencio durante mucho tiempo.

Vuelven las excavadoras

Apenas dos meses después de la decisión de INFONA, Earthsight descubrió nuevas acciones de deforestación dentro del PNCAT. Imágenes satelitales mostraron que de nuevo las excavadoras habían empezado a talar el bosque de manera sistemática en ambos lados de un importante cauce. En el lapso de unos meses, se habían perdido 2.100ha de valioso bosque. El año siguiente otras 520ha fueron deforestadas en otro sitio, en la franja opuesta del PNCAT.

Para identificar a los responsables de esta deforestación ilegal, Earthsight viajó a tierra Totobiegosode a finales de 2019. Nos reunimos con comunidades indígenas que se están oponiendo al proceso de deforestación y que nos dieron la inusual autorización de documentar el proceso de deforestación en su territorio. Encontramos que el área más grande de deforestación reciente había sido trabajo de otra empresa brasileña, Caucasian SA, que anteriormente había confrontado a activistas Totobiegosode en las cortes. Tras averiguaciones adicionales, descubrimos que el segundo sitio pertenecía a una cooperativa agrícola paraguaya de nombre Chortitzer, uno de los principales exportadores paraguayos de carne de res.

Para entender cómo es posible que terratenientes en Paraguay puedan disfrutar de tan aparente impunidad, Earthsight se reunió con funcionarios gubernamentales quienes estuvieron dispuestos a compartir información reservada. Una oficial, que denunció docenas de casos de deforestación ilegal en otras partes del Chaco a sus superiores, describió en detalle cómo fue silenciada. Cuando resistió los intentos de sus jefes de hacerla desistir, la enviaron a reunirse con representantes de los terratenientes involucrados, quienes intentaron sobornarla. Eventualmente perdió su empleo por completo. Para averiguar la situación a mayor profundidad, nuestros investigadores trabajaron encubiertos para establecer relaciones con comerciantes de tierras paraguayas, quienes nos ofrecieron dos lotes dentro del PNCAT, asegurándonos que debido a sus contactos dentro del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible no tendríamos que esperar los permisos para empezar la tala de árboles.

Siguiendo el dinero

El hecho es, sin embargo, que la responsabilidad real por la destrucción que documentamos yace mucho más lejos. La desaparición de los bosques tropicales del mundo está siendo impulsada por la acelerada demanda de productos básicos baratos. El sector que, por excelencia, tiene mayor responsabilidad es el de la ganadería. Cada año, Paraguay exporta carne de res y cuero con un valor superior a un billón de dólares estadounidenses. Mientras la mayoría de la carne está destinada a Chile y a Rusia, el 60 por ciento del cuero va a solo un país: Italia.

Haciendo un seguimiento de los camiones que llevan el ganado a los mataderos, Earthsight pudo rastrear las rutas de animales de las granjas de Caucasian y Chortitzer a tres de las más grandes empresas empacadoras de carnes en Paraguay. Investigaciones adicionales encontraron que estas empresas suministran pieles a curtidurías que son responsables por 98 por ciento de los productos de cuero paraguayos importados por Italia.

Seguidamente, a través de trabajo encubierto en dichas curtidurías y la revisión de miles de registros de envío, investigadores de Earthsight establecieron que la mayoría de las exportaciones están destinadas al sector automotriz. Globalmente, el cuero utilizado en la producción de vehículos en un solo año podría cubrir la isla de Manhattan tres veces. Más de la tercera parte de este cuero proviene de Sur América. Descubrimos que la empresa más grande del sector de cuero automotriz, la curtiduría italiana Pasubio, es también la principal consumidora a nivel mundial de cuero paraguayo, comprando un estimado 40 por ciento de todas las exportaciones de cuero que salen de este país.

Pasubio suministra el cuero utilizado para los acabados de los autos de lujo producidos por algunos de los nombres más famosos de la industria automotriz. Nuestra investigación comprueba que esto incluye pieles que vienen de curtidurías y mataderos que procesan pieles y animales producidos ilegalmente en fincas que se encuentran en el corazón del PNCAT.

El vínculo con los autos de lujo

Ejecutivos de una curtiduría paraguaya se ufanaron de suministrar cueros a BMW, incluso para su camioneta X5. La marca alemana confirmó a Earthsight que utiliza cueros que pueden originar de los mataderos de dos de los productores cárnicos más grandes de Paraguay.  Ambas firmas procesan animales que vienen de fincas dentro del PNCAT: una, la empresa empacadora de carne paraguaya Frigorífico Concepción, recibe animales de Yaguareté Porã, mientras que la otra, una sucursal de la multinacional brasileña Minerva, los recibe de Caucasian.

En otras partes del PNCAT, animales de la finca que pertenece a Chortitzer son llevados al matadero llamado Frigochorti, de propiedad de la misma empresa, que suministra pieles a la empresa de cuero paraguaya, Cencoprod. El director de Cencoprod dijo que la empresa había vendido cuero a varias marcas grandes, incluyendo para sillería del Range Rover Evoque producido en el Reino Unido y timones para Ferrari. Respondiendo más tarde a preguntas de Earthsight, Jaguar Land Rover – históricamente el cliente más grande de Pasubio – no negó que usara cuero de Cencoprod. Ferrari dijo que Cencoprod no es un proveedor actual, aunque no está claro cómo puede hacer dicha afirmación puesto que no pudo demostrar tener una capacidad adecuada de seguimiento.

Muchos gigantes de la producción automotriz compran su cuero de las curtidurías italianas implicadas en este escándalo, y mientras algunas niegan que esto incluya cuero paraguayo, si es cierto parecería ser más cuestión de casualidad que diseño. Ni un solo gran productor de autos encuestado por Earthsight en junio de 2020 tenía una política que cubriese los impactos del suministro de cuero sobre los bosques o pueblos indígenas. Tampoco eran capaces de seguir la cadena de suministro de manera que les permitiera identificar la finca de origen del ganado donde se producía el cuero que usan. 

Esto es importante porque el cuero que proviene de la deforestación en las tierras del Totobiegosode es apenas la punta sucia de un iceberg mucho mayor. La mayoría de la carne y cuero producidos en Paraguay proviene de tierras que han sido despojadas de sus bosques durante las últimas dos décadas. Mientras tanto, los autos de lujo del mundo absorben cinco veces más cuero de Brasil que de Paraguay, Brasil siendo un país donde la ganadería es la principal causa del continuo arrasamiento de bosques en la Amazonía.

Los gigantes automotrices combaten los intentos gubernamentales de depurar las cadenas de suministro

A pesar de que la ganadería es responsable por mayor deforestación tropical que cualquier otro “procuto básico de riesgo forestal”, las industrias de carne y de cuero quedan muy detrás de otros sectores, tales como la palma aceitera o el cacao, cuando se trata de reconocer responsabilidad por el papel que juegan. Pero esas otras industrias también fallan. Hace una década, todo un abanico de empresas involucradas en la producción, comercialización y venta de productos básicos relevantes – incluyendo a Nestlé y a Unilever – se comprometieron a terminar el uso de productos vinculados a deforestación antes de 2020. Ninguna ha ni siquiera llegado cerca de esta meta.

Este fracaso muestra que no es posible confiar que las multinacionales vayan a depurar sus cadenas de suministro de forma voluntaria y demuestra que urge legislar para que lleven a cabo procesos adecuados de debida diligencia para garantizar que sus compras no contribuyan a deforestación u a otros abusos. Europa tiene un papel crítico que jugar. Conjuntamente, la Unión Europea y el Reino Unido son responsables de 10 por ciento de toda la deforestación global vinculada a la producción de productos básicos. Importan soja, carne de res, cuero y aceite de palma producidos en tierras boscosas arrasadas ilegalmente, de un valor estimado de €6bn cada año. Los dos principales consumidores son Alemania e Italia.

Los gobiernos de Alemania, la UE y el Reino Unido están actualmente considerando legislación que obligaría a las empresas a depurar sus cadenas de suministro. Sin embargo, descubrimos que gremios que ostentan representar a los intereses de la industria europea (incluyendo sus poderosas empresas automotrices) están haciendo lobby para bloquear o diluir esta legislación. Incluso, están utilizando la pandemia global como excusa para ello. Como actual presidente de la UE, Alemania tiene un papel fundamental que jugar, garantizando que dicha legislación avance. El gobierno ha afirmado su intención de cumplir con este deber, pero el 80 por ciento de los autos de lujo en el mundo tienen escudo alemán, y la industria automotriz ejerce una influencia tremendamente fuerte en el país.

Confrontada por críticas más amplias provenientes de sectores industriales, la ley alemana sobre cadenas de suministro corre el riesgo de convertirse en poco más que una insípida hoja de parra. Para evitar ser tachado de hipócritas, los gigantes automotrices deben declarar de forma pública su apoyo por una reglamentación real. De no ser así, es esencial que los políticos se mantengan firmes contra los esfuerzos de lobby que argumentan lo contrario.

1. Repartiendo el Chaco

Excavadora desmontando bosques al sur del PNCAT, diciembre de 2019 © Earthsight

Excavadora desmontando bosques al sur del PNCAT, diciembre de 2019 © Earthsight

Los bosques del Chaco paraguayo tienen una rica biodiversidad y son un hogar para la vida silvestre, como el oso hormiguero gigante © Shutterstock

Los bosques del Chaco paraguayo tienen una rica biodiversidad y son un hogar para la vida silvestre, como el oso hormiguero gigante © Shutterstock

El Gran Chaco es un tapiz de ecosistemas de tierras bajas que se extiende por el corazón de Sur América. Más de dos veces más grande que California, une sabanas salpicadas de palmeras con matorrales de cactus y la segunda extensión de bosque más grande del continente.

Cubriendo 800.000km2 de tierras que atraviesan Argentina, Bolivia y Paraguay, los bosques del Chaco son hogar a 3.400 especies de plantas y 900 animales, incluyendo 500 especies de aves[1]. Raros osos hormigueros gigantes comparten el espacio con jaguares y armadillos peludos, mientras tapires husmean por el sotobosque espinoso y tucanes sobrevuelan arriba. El Chaco es uno de los últimos refugios de la rea, especie en peligro y el ave más grande de Sur América, junto con docenas de especies endémicas, incluyendo el pecarí del Chaco, un animal silvestre cuyo hábitat es tan remoto que no fue ni siquiera registrado por la ciencia occidental hasta 1975[2]

La vegetación es igualmente diversa, muchas especies siendo adaptados a las condiciones áridas de la región. Existe el samu’u, un árbol con forma de botella, cuyo tronco bulboso está tachonado de espinas gruesas para proteger el agua que se encuentra en su interior. Se encuentra también el famoso trío de especies de madera dura conocido colectivamente como quebracho, por su capacidad de “quebrar hachas”, y desde hace mucho premiadas por su madera y sus taninos[3]. Reconociendo su gran valor, el naturalista británico David Attenborough ha descrito el Chaco como “una de las últimas grandes regiones de naturaleza virgen en el mundo” [4].

En adición a sus maravillas naturales de biodiversidad abundante, el Chaco es hogar a 250.000 personas indígenas, divididas entre aproximadamente 20 grupos étnicos, o seis grupos lingüísticos[5]. En los bosques del Chaco paraguayo, miembros de uno de estos grupos son el último pueblo “no-contactado” en todas las Américas fuera de la Amazonía[6].

La tasa de deforestación más alta del mundo

Sin embargo, esta región de naturaleza virgen se enfrenta a una amenaza mortal. De acuerdo con algunas estimaciones, los bosques de la región están desapareciendo a un ritmo más rápido que cualquier otro bosque natural en el planeta. Un análisis hecho por la Nasa demostró que entre 1985 y 2016 alrededor de una quinta parte de los bosques del Gran Chaco fueron convertidos en tierra agrícola o pastaje de ganado. Paraguay fue golpeado con especial dureza, perdiendo casi 44.000km2 de bosque – resultando en que en tres décadas esta pequeña nación suramericana haya perdido un área de bosques más grande que Suiza[7].

Un estudio pionero de la Universidad de Maryland, publicado en 2013, ofrece una perspectiva comparativa[8]. Los investigadores de Earthsight utilizaron imágenes satelitales para mapear la desaparición de bosques alrededor del planeta durante los 12 años después de 2000[9] y concluyeron que: “El dominio tropical experimentó las pérdidas totales de bosques más grande del mundo”, y que “los bosques secos tropicales de Sur América experimentaron las tasas más altas de pérdida de bosque tropical, debido a las dinámicas de deforestación en las áreas boscosas del Chaco de Argentina, Paraguay y Bolivia”.

Estos procesos de deforestación hicieron el mayor daño en Paraguay. En el mundo, a nivel de países, solo Malasia tuvo una tasa de deforestación más elevada. Pero el citado análisis mide el área total de pérdidas forestales divididas por el área total de tierra en el país. El oriente de Paraguay había estado protegido por una moratoria de deforestación desde 2004. Por lo tanto, casi toda la pérdida forestal en Paraguay sucedía en la región occidental del Chaco, lo que implica que los bosques del Chaco paraguayo fueron desapareciendo más rápidamente que cualquier otra área boscosa del planeta.

Esta deforestación ha mantenido su ritmo desde entonces. En 2012 la ONG paraguaya Guyra Paraguay inició un programa de monitoreo satelital, produciendo informes mensuales sobre la pérdida de bosques en el Gran Chaco. Guyra encontró que más de  2,9 millones de ha, o 29.000km2, fueron deforestados entre 2012 y mediados de 2018 – un promedio de 446.000 ha por año[10], la mayoría en Paraguay.

Alberto Yanosky, conservacionista y anterior director de Guyra dijo a Earthsight, “en Paraguay, en años recientes, hemos estado experimentando unas tasas de deforestación de entre 200.000 y 300.000 ha por año, y en todo el Gran Chaco estaríamos mirando un total de 500.000 a 600.000 ha de bosque”. Poco después de que Yanosky empezase a llamar la atención sobre la deforestación del Chaco, las oficinas de Guyra sufrieron un atentado con bomba y Yanosky y su hija recibieron amenazas de muerte[11].

El análisis que hizo Earthsight de los últimos datos satelitales producidos por el proyecto Global Forest Watch, parte del World Resources Institute, muestra que la destrucción de los bosques del Gran Chaco está de nuevo en aceleración. En 2019, la superficie deforestada aumentó en un 78 por ciento[12]. En Paraguay, se perdió un área de tierra a las excavadoras equivalente a una cancha de fútbol cada dos minutos[13].

Deforestación ilegal en una finca ganadera dentro del PNCAT, 2019 © Earthsight

Deforestación ilegal en una finca ganadera dentro del PNCAT, 2019 © Earthsight

El papel de la agroindustria de exportación 

A lo largo y ancho del Gran Chaco, la agroindustria está impulsando la deforestación. En Argentina, aceleró por primera vez en los años 90 cuando el gobierno autorizó la introducción de la soja genéticamente modificada[14]. En Paraguay, donde el Chaco es demasiado seco para utilizar métodos tradicionales  para el cultivo de soja, es la cría de ganado para la producción de carne y cuero que yace tras la destrucción.

La pérdida de cobertura forestal en el Chaco paraguayo alcanzó niveles récord a nivel mundial a mediados de los años 2000. Anteriormente, la expansión agrícola había estado restringida a la parte oriental del país: a tierras de vegetación exuberante y bañadas de lluvias que están separadas del Chaco por el río Paraguay. Tan recientemente como los años 70, este territorio fértil estaba cubierto por los árboles del gran Bosque del Atlántico que antes se extendía hasta la región desde la costa atlántica de Brasil.

Hoy, queda menos de siete por ciento del Bosque del Atlántico paraguayo, que ha sido reemplazado por un océano de plantaciones de soja. En 2004, para prevenir la desaparición total de este bosque se decretó una moratoria sobre la deforestación en el oriente paraguayo. Lograda por ONGs locales en coordinación con el WWF, desde la perspectiva de campaña fue un éxito rotundo: la deforestación en el este de Paraguay cayó en un 65 por ciento en los dos primeros años, y en 95 por ciento en  los primeros cinco[15].

Pero la moratoria tuvo consecuencias no intencionadas. Cuando se inició, la industria cárnica paraguaya experimentaba un boom, con las exportaciones creciendo cinco veces, de 36.000 toneladas en 2003 a 170.000 en 2006[16]. Frente a la inhibición a la expansión que resultó de la moratoria, muchos ganaderos vendieron sus tierras en el oriente a cultivadores de soja y compraron tramos más extensos y más baratos en el Chaco.

“Cincuenta por ciento de la soja en oriente de Paraguay es cultivada en tierras originalmente deforestadas por los rancheros, que luego fue reemplazado por la soja”, explica Yanosky. “Luego se fueron los ganaderos al Chaco, donde la tierra era barata”.

La agroindustria había descubierto una nueva frontera y la penetraron de inmediato. Entre 2006 y 2007, la deforestación en el Chaco paraguayo se triplicó, alcanzado una tasa anual de 320.000 ha – un área mayor que Luxemburgo, y más de 50 veces mayor que Manhattan. Los niveles se han mantenido más o menos lo mismo desde esa fecha[17].

Figura 2: El área de bosque deforestado para la ganadería en el Chaco paraguayo (cumulativo), 2001-2019

La deuda de extinción

La rápida deforestación representa una amenaza terminal a la biodiversidad única del Chaco. Un estudio del Instituto Humboldt, de 2018, predijo que una nueva ola de exterminio arrasaría el Chaco en las próximas décadas[18]. Los investigadores pronosticaron que más de la mitad de las aves y la tercera parte de los mamíferos hoy encontrados en el Chaco serán extintos dentro de 10 a 25 años si no son implementadas medidas urgentes de conservación.

El estudio demostró que es fácil subestimar el impacto de la deforestación sobre la biodiversidad, porque los efectos serán sentidos con retraso, un fenómeno conocido como la “deuda de extinción”. Dado que la deforestación deja remanentes de bosque, podría parecer inicialmente que ha habido un pico en la biodiversidad, ya que dichos fragmentos se convierten en los únicos refugios para la vida silvestre de la región. Adicionalmente, la introducción de pastaje y fuentes de agua para el ganado, puede incluso atraer nuevas especies.

Sin embargo, los trozos desconectados de bosque son incapaces de mantener ni siquiera una pequeña fracción de lo que serían capaces extensiones de bosque intacto. Después de un breve período de gracia cae el hacha, y con ella la extinción.

“La pregunta que nos tenemos que plantear es cuánto va a durar esta demora antes de que el aislamiento desate la extinción de especies”, dice Alberto Yanosky. “Normalmente, dentro de 15 o 20 años viene lo que llamamos una extinción en masa dentro de estos fragmentos”.

Veinte por ciento ilegal – pero nadie en la cárcel

Paraguay tiene un marco legal que ha sido desarrollado para salvaguardar tanto su biodiversidad natural como sus pueblos indígenas. Promulgada en 1973, la Ley Forestal obliga a los terratenientes a mantener 25 por ciento del bosque natural encontrado en sus tierras como “reserva forestal”. Un 15 por ciento adicional debe ser retenido para crear franjas protectoras entre cada sección de 100 hectáreas de tierra deforestada. Si hay presentes fuentes de agua, un adicional cinco por ciento de la propiedad debe ser conservada para protegerlas[19]. Para garantizar que las reglas sean respetadas, los propietarios deben adquirir licencias tanto del Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible como del Instituto Forestal Nacional antes de deforestar.

Existen protecciones parecidas para los territorios indígenas. La constitución paraguaya afirma que los pueblos indígenas tienen el derecho a tierras “en extensión y calidad suficientes para la conservación y el desarrollo de sus formas peculiares de vida”, y que no pueden ser desplazados sin su expreso consentimiento[20]. Dichos derechos constitucionales están incorporados también en legislación. Por ejemplo, Ley 43/89 prohíbe la deforestación en territorios donde están asentadas comunidades indígenas[21].

Sin embargo, muchas veces estas leyes terminan siendo esquivadas. Varias ONGs han documentado frecuentes casos de oficiales que hacen la vista gorda a la deforestación no-autorizada[22]. Recientemente, Ezequiel Santagada, un abogado argentino y director del Instituto de Derecho y Economía Ambiental (IDEA), entidad independiente, coordinó una investigación de un año sobre la deforestación en el Chaco paraguayo.

“Lo que hemos detectado con nuestro análisis es que un mínimo de 20 por ciento de la deforestación en el Chaco paraguayo es ilegal. Esto equivale a un mínimo de 36.000 o 37.000 ha de deforestación ilegal cada año,” dijo Santagada a Earthsight, “y ni un solo individuo en la cárcel por ello”.

Es bien posible que esta cifra sea una subestimación. La agencia de control ambiental, INFONA, encontró que, de 255.000 ha de tierras deforestadas en el Chaco entre agosto de 2017 y agosto de 2018, solo en el caso de 194.000 ha existían permisos de cambio de uso del suelo. Esto sugiere que las 61.000 ha restantes, o 24 por ciento del total, fueron deforestadas ilegalmente[23].

Los agroindustriales ricos que controlan a Paraguay

Esta impunidad es sostenida por los estrechos vínculos que conectan la tenencia de tierra y la agroindustria en Paraguay al poder político.

Paraguay tiene la distribución de tierra más desigual del planeta. Noventa por ciento de tierras paraguayas está en manos de solo 12.000 grandes terratenientes. El 10 por ciento restante está dividido entre más de 280.000 pequeños y medianos productores[24].

Gran parte de esta situación es el legado de los 35 años de dictadura del general Alfredo Stroessner, que asumió el poder en plena Guerra Fría. Como parte de las redes clientelistas que usaba para mantener el control, Stroessner distribuyó siete millones de tierras públicas entre sus aliados militares y políticos[25].

Después de que Stroessner fuera obligado a abandonar el poder en 1989, estas tierras fueron bautizadas ‘las tierras mal habidas’. Grupos de derechos humanos urgieron su redistribución a los campesinos pobres del país[26]. Pero a pesar de que el régimen de Stroessner fuera reemplazado por una democracia joven, su partido político – el Partido Colorado – ha ostentado el poder durante todos, menos cuatro, de los siguientes 30 años.

La única interrupción ocurrió cuando un ex-obispo, Fernando Lugo, triunfó inesperadamente en las elecciones de 2008 en cabeza de una coalición de izquierda comprometida a redistribuir la tierra a los pobres sin tierra. Este proyecto terminó abruptamente en 2012, cuando seis policías y 11 agricultores pobres murieron a bala durante una disputa por tierras registradas en el nombre de un antiguo presidente del Partido Colorado. A pesar de las circunstancias muy sospechosas sobre el inicio de la confrontación[27], evidencia de ejecuciones extrajudiciales[28], videos tomados desde helicópteros de la policía perdidos[29], y el posterior asesinato de un testigo clave[30], la confrontación fue aprovechada como pretexto para iniciar un proceso de juicio político del presidente Lugo[31]. Este proceso fue condenado como golpe de estado por los vecinos de Paraguay que expulsaron el país del bloque regional Mercosur[32].

Menos de un año después, el Partido Colorado volvió al poder. Al mando  estaba Horacio Cartes, uno de los negociantes más ricos del país quien, inevitablemente, es dueño de vastas extensiones de tierra en el Chaco, obtenidas, en parte, de oficiales corruptos del Partido Colorado[33]. Las prioridades de su administración fueron claramente delineadas en un discurso de 2014 en el cual invitaba a líderes empresariales brasileños a que usaran y abusaran de Paraguay[34]. Sus prioridades fueron grabadas más claramente aún un par de años más tarde cuando publicó un decreto[35] que permitía a los terratenientes del Chaco evitar reglamentaciones establecidas que les obligaban a mantener la cobertura forestal de sus propiedades en un 40 por ciento[36]. Esta iniciativa provocó ultraje internacional y fue revocada poco después de que Cartes dejara la presidencia – pero no antes de que lo hubiera utilizado para deforestar su propia finca[37].

El sucesor de Cartes, el actual presidente Mario Abdo Benítez, emergió de la misma tierra. Su padre era secretario privado del general Stroessner, y uno de los más grandes beneficiarios de la generosidad del dictador con las tierras públicas.

Horacio Cartes, Presidente de Paraguay entre 2013 y 2018, debilitó algunas leyes ambientales, posibilitándole que desmontara más bosques en su propia finca © Marcelo Espinosa/Xinhua/Alamy Live News

Horacio Cartes, Presidente de Paraguay entre 2013 y 2018, debilitó algunas leyes ambientales, posibilitándole que desmontara más bosques en su propia finca © Marcelo Espinosa/Xinhua/Alamy Live News

2. “Así de fácil”: como los ganaderos invadieron las tierras indígenas

Imágenes de satélite con la técnica de lapso de tiempo mostrando deforestación en el Chaco paraguayo © Google Earth / Earthsight

Imágenes de satélite con la técnica de lapso de tiempo mostrando deforestación en el Chaco paraguayo © Google Earth / Earthsight

La triba 'no-contactado' Ayoreo

La influencia de poderosos intereses ha corroído no solo la capacidad del estado paraguayo de proteger los bosques sino también de garantizar los derechos indígenas. Entre los grupos que sufren las consecuencias son las últimas poblaciones ´no-contactadas´ que habitan en América Latina fuera de la Amazonía: los Ayoreo Totobiegosode.

Durante muchos siglos, los Ayoreo han deambulado por los bosques, humedales y salares del norte del Chaco. Históricamente, existían varios sub-grupos de Ayoreo, cada uno viviendo de forma nómada en un área específica. Hoy en día, se cree que solo queda un grupo que vive, voluntariamente, en lo que más apropiadamente se describe como aislamiento voluntario. Estos son los Ayoreo Totobiegosode, o ‘la gente del lugar del marrano silvestre’.

La deforestación constituye una amenaza existencial para los Totobiegosode. Tras décadas de lucha, tanto en las cortes como en el mismo terreno, activistas Totobiegosode han logrado protección para enormes extensiones de bosque en el Chaco paraguayo – bosques habitados por sus parientes no-contactados. Pero a pesar de estas victorias, las tierras siguen siendo invadidas por empresas ganaderas, con la complicidad silenciosa de sus amigos en el gobierno.

Contacto no-desado

Gracias al aislamiento del Chaco, el asentamiento intensivo de los territorios Ayoreo no se inició hasta el siglo XX. Tras las disrupciones de la Primera Guerra Mundial, agricultores menonitas – miembros de una secta conservadora anabaptista con sus orígenes en Frisia, en los Países Bajos – migraron a la región desde Canadá y Rusia.

Los menonitas trajeron dos fuerzas que transformarían al Chaco paraguayo: la agroindustria, y la religión evangélica.

Durante las siguientes décadas, menonitas, otros evangélicos, y católicos compitieron en sus esfuerzos por  contactar y convertir los pueblos indígenas del Chaco. Una organización proveniente de la Florida, EEUU, la Misión Nuevas Tribus, enfocó sus esfuerzos con particular recelo sobre los Ayoreo. Entrando en contacto por primera vez en 1966, les dijeron que el final del mundo se acercaba, que pronto desaparecería el bosque y que podrían sobrevivir solo si se fueran a vivir a sus asentamientos misioneros[38].

En ese entonces vivían varios subgrupos de Ayoreo en el Chaco paraguayo[39]. Los Totobiegosode fueron el grupo que habitaba más hacia el sur, llegando a ser conocidos por su férrea resistencia al mensaje misionero[40].

Pero los evangélicos no se rindieron, utilizando avionetas para rastrear la ubicación de los grupos  Totobiegosode en el bosque[41]. Para comienzos de los 90, muchos Totobiegosode ya vivían al lado de otros Ayoreo en austeros asentamientos misioneros fuera de sus tierras tradicionales. Allí constituyeron una fuente conveniente de mano de obra barata para las fincas ganaderas que se multiplicaban rápidamente a lo ancho del Chaco paraguayo.

“Es como que los misioneros limpiaron el territorio que pertenecía al pueblo Ayoreo”, observó Mateo Sobode Chiquenoi, Presidente de la Unión de Nativo Ayoreo del Paraguay, en 2010. “Así fue fácil para los ganaderos comprar casi todo nuestro territorio y algunos blancos poderosos así nomás agarraron nuestro territorio”[42].

Ayoreo Totobiegosode ‘no-contactados’ fueron forzados a dejar sus tierras dentro del PNCAT en 2004 debido a la ganadería © Survival International/GAT

Ayoreo Totobiegosode ‘no-contactados’ fueron forzados a dejar sus tierras dentro del PNCAT en 2004 debido a la ganadería © Survival International/GAT

La carta de reclamo de tierras enviada por representantes de los Totobiegosode a autoridades paraguayas en 1993

La carta de reclamo de tierras enviada por representantes de los Totobiegosode a autoridades paraguayas en 1993

Defendiendo el último refugio

A pesar del doble asalto contra su tierra y su cultura, de ganaderos y de misioneros, pronto los Totobiegosode asentados en las misiones empezaron a inquietarse. Luego, en septiembre de 1991, una noticia que apareció con poca prominencia en la prensa paraguaya provocó una rebelión. 

Un agricultor menonita, que estaba ampliando su finca, había atravesado el asentamiento de un grupo de Totobiegosode no-contactado en su excavadora, obligando a las familias a huir. La noticia – que demostró a la vez no solo que sus tierras ancestrales aún existían sino que sus parientes seguían viviendo allí – inspiró a los Totobiegosode a luchar por el control sobre su territorio tradicional[43].

En 1993, una delegación de representantes de los Totobiegosode viajó a Asunción para presentar su reclamación de tierra. Advirtiendo que su territorio estaba bifurcado por una vía, decidieron perseguir el objetivo de titular 550.000 ha de su lado oriental[44].

En 1997, este proceso empezó a arrojar resultados. Ese año, el Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra transfirió el primer título a los Totobiegosode dentro del área. En 1998, el Ministerio de Cultura paraguayo emitió una resolución que afirmaba la significancia de las tierras tradicionales de los Totobiegosode[45]. Tres años después, reconoció el territorio de 550.000 ha de manera formal,  nombrándolo Patrimonio Natural y Cultural Ayoreo Totobiegosode (PNCAT)[46].

Poco después, dos propiedades adicionales fueron trasladadas a los Totobiegosode, extendiendo su patrimonio a 69.000 ha.

Pero los Ayoreo estaban corriendo contra el tiempo. Empresas ganaderas perseguían también títulos a las mismas tierras. En 2002, a pesar de las protecciones otorgadas al territorio por las resoluciones de 1998 y 2001, la empresa ganadera Yaguareté Porã, de propiedad brasileña, adquirió el título de 78.000 ha dentro del PNCAT[47]. De inmediato, la empresa trajo excavadoras que, en preparación del proceso de deforestación, abrieron 60km de carreteras dentro del bosque prístino, penetrando el corazón de la reserva indígena[48].

Los Ayoreo denunciaron la deforestación a la fiscal ambiental, Bernarda Álvarez. Álvarez llevó a cabo un sondeo, confirmando la ilegalidad de las repetidas incursiones de excavadoras y otra maquinaria pesada. "Sin un estudio de impacto ambiental, dichas empresas están realizando la mensura del terreno, con el agravante de carecer de una metodología adecuada a la permanencia de los silvícolas en la zona”, afirmó Álvarez en ese entonces. Anotó también que la nueva carretera atravesando la propiedad pasaba por sitios históricos de los Totobiegosode, incluyendo antiguos lugares de encuentro para diferentes grupos, y áreas fértiles utilizadas parta cultivar durante los meses de verano[49].

Se frenaron las obras en la finca de Yaguareté Porã, pero los Ayoreo fueron obligados a responder a una situación en permanente evolución. Mientras combatían una incursión a su territorio, se iniciaba otra. Trece fincas habían conseguido licencias que conjuntamente cubrían la mayoría del territorio. Otras firmas construyeron nuevas vías que penetraron el PNCAT. La zona se salvó de una deforestación a gran escala durante un par de años mientras inversionistas, habiendo delimitado su propiedad, enfocaron sus esfuerzos en tierras más cercanas al hogar. Sin embargo, hacia 2004-2005, la ola de deforestación que arrasaba el Chaco se acercaba, y la conversión del uso del PNCAT empezó en serio.

La resolución gubernamental de 1998 afirmando la importancia cultural de las tierras ancestrales de los Totobiegosode

La resolución gubernamental de 1998 afirmando la importancia cultural de las tierras ancestrales de los Totobiegosode

El Chaco paraguayo ha sido dividido en fincas gigantes © Earthsight

El Chaco paraguayo ha sido dividido en fincas gigantes © Earthsight

Expulsados de su bosque por hambre

El impacto apocalíptico de la deforestación para los Totobiegosode fue demostrado vívidamente en 2004, cuando un grupo no-contactado emergió del bosque.

Un antropólogo estadounidense, Lucas Bessire, visitó el grupo durante las semanas inmediatamente posteriores al primer contacto, para escucharlos describir sus últimos meses en el bosque. “Muchas veces fueron obligados a acampar en las franjas de matorral, de unos 15 metros de ancho, que habían sido dejadas para proteger los enormes pastajes del viento”, reportó. “Durante mucho tiempo se comunicaron únicamente a punto de silbatos; incluso los niños hablaron solo en susurros. Si vieran la huella de una bota o escucharan las motosierras, huían lejos y rápidos, dejando todo atrás”[50].

Hablando de la decisión del grupo, Taguide Picanerai, director de una organización de defensa de los derechos Totobiegosode y residente del pueblo donde se asentaron, dijo a Earthsight: “Salieron del bosque porque su capacidad de sobrevivir disminuía todos los días: el bosque, o Eami como dicen los Ayoreo, se empequeñeció y, cuando se empequeñece, es más difícil encontrar agua o comida, o encontrar las frutas y animales que comen los Ayoreo”.

Pocos meses después de emerger, uno de los líderes del grupo, Esoi Chiquenoi, hizo un llamado a las autoridades paraguayas. “Cuando escuchábamos las topadoras teníamos mucho miedo”, dijo. “Corríamos y cambiábamos el guidai o el degui (campamento) … Pedimos a las autoridades que no se toque el monte, que el monte quede, porque el monte nos da para vivir, y que se paren las topadoras”[51].

Se desata la deforestación

Sin embargo, la súplica de Chiquenoi fue ignorada. El año siguiente, empezó la primera gran reconversión de tierras a pastaje en el rincón suroriental del PNCAT. Luego, en 2007, se abrieron las compuertas, desatando la deforestación en tramos extensos de la reserva. Un momento clave fue la decisión insólita del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible de Paraguay de otorgar una licencia a Yaguareté Porã – la misma empresa que había iniciado la invasión – para tumbar 1.500 ha de bosque.

En el mismo momento en que concedía la licencia, el ministerio participaba en un foro – la “mesa redonda interinstitucional para la consolidación del PNCAT” – organizado por el Programa de Desarrollo de la ONU para analizar la reclamación de tierra de los Totobiegosode. En el foro participaron más de una docena de organizaciones privadas y públicas, además de representantes de los Totobiegosode. El ministerio concedió una licencia a Yaguareté dentro del PNCAT en el mismo momento que se llevaban a cabo dichas discusiones – sin consultar con ninguno de los participantes.

La decisión del ministerio de otorgar la licencia tenía poca justificación legal. Además de estar sujeto a una reclamación indígena de tierra[52], el PNCAT disfrutaba de medidas protectoras brindadas por el Instituto Indígena de Paraguay[53]

Por ello, varias entidades oficiales pidieron la revocación de la licencia. La oficina de la Contraloría General llevó a cabo una auditoría forense que concluyó que la licencia había sido otorgada de forma ilegal, e interpuso una demanda criminal con la Fiscalía General[54]. El Consejo Nacional Ambiental también revisó la licencia, dos veces, concluyendo ambas veces que debía ser revocada.

Eventualmente, en noviembre de 2008, el Ministerio del Ambiente la revocó pero a esas alturas Yaguareté ya había arrasado más de 2.000 ha de bosque dentro del PNCAT[55]. Siguió una investigación del proceso de emisión de licencias y, en 2010, un tribunal administrativo impuso una multa de $16.000 a Yaguareté por haber ocultado información sobre la presencia de grupos no-contactados durante la preparación de su evaluación de impacto ambiental[56]. El Tribunal dictaminó que Yaguareté tendría que presentar una nueva evaluación de impacto ambiental antes de que se reemitiera una licencia – lo que implicaba que, debido a la presencia de grupos no-contactados, ésta no sería concedida.

Pero a finales de 2013, ignorando la sentencia del tribunal de forma flagrante, el Ministerio del Ambiente reemitió la licencia sin que Yaguareté hubiera entregado ninguna documentación nueva[57]. Esta nueva licencia desató una segunda, desastrosa, ola de deforestación[58]. Los ganaderos brasileños destruyeron 5.500 ha de bosque en 2014 y 2015[59].

De manera bastante insólita, en este mismo periodo, Yaguareté (nombre que quiere decir ‘para los jaguares’) se presentaba como una empresa en la vanguardia de la responsabilidad ambiental. Había firmado, incluso, el Pacto Mundial de la ONU, que agrupa empresas que se jactan de ser líderes en el respeto por los derechos ambientales y humanos. Sus informes de progreso no hacían ninguna mención de los comportamientos ilegales comprobados en su contra, ni de las protestas de los grupos indígenas contra sus actividades[60]

A pesar de los robustos términos de sus compromisos y resoluciones, el estado paraguayo había fracasado rotundamente en su deber de proteger el territorio Totobiegosode.

Entrada a la finca de Yaguareté Porã. La empresa brasileña está vinculada a la tala ilegal en el Chaco paraguayo © Earthsight

Entrada a la finca de Yaguareté Porã. La empresa brasileña está vinculada a la tala ilegal en el Chaco paraguayo © Earthsight

Indígenas ‘no-contactados’ en Brasil muestran que no desean contacto con intrusos © G. Miranda/FUNAI/Survival, 2008

Indígenas ‘no-contactados’ en Brasil muestran que no desean contacto con intrusos © G. Miranda/FUNAI/Survival, 2008

El derecho humano al aislamiento voluntario

Deforestación de este tipo constituye una amenaza existencial para los grupos Totobiegosode que siguen viviendo en aislamiento voluntario en los bosques del Chaco paraguayo. La Iniciativa Amotocodie, una ONG que hace incidencia a favor de los derechos Ayoreo, ha documentado indicios de su presencia desde 2004. En la región de naturaleza virgen del Chaco, estos signos son inconfundibles: chozas abandonadas, huecos abiertos en árboles quebracho para extraer miel, marcaciones de clan grabadas en la corteza de árboles. Ellos siguen estando allí.

Como pueblos indígenas viviendo en aislamiento voluntario, los derechos de los Totobiegosode se benefician de amplias protecciones en el marco del derecho internacional de derechos humanos. Fundamental a estas protecciones es el derecho a la autodeterminación que, en el caso de los pueblos no-contactados, se extiende a su derecho de vivir en aislamiento. Un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH – parte de la Organización de Estados Americanos, OEA, una entidad regional intergubernamental) publicado en 2013 enfatizó que este derecho se ejerce de manera consciente. Afirma el informe: “[Los pueblos en aislamiento no pueden ser considerados] ‘no contactados’ en sentido estricto, ya que muchos de ellos, o sus antepasados, han tenido contacto con personas ajenas a sus pueblos”[61]. Añade que “La mayoría de estos contactos han sido violentos y han tenido consecuencias graves para los pueblos indígenas, que los ha llevado a rechazar el contacto y volver a una situación de aislamiento…’”.

En adición, la ONU ha establecido que la acción de retirarse de contacto debe ser interpretada como una retención de consentimiento para cualquier actividad en los territorios de los pueblos indígenas. En 2012, la Oficina de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU publicó directrices sobre la Amazonía y el Gran Chaco, recomendando que: “[l]as tierras delimitadas por los Estados a favor de los pueblos en aislamiento o en contacto inicial, deben ser intangibles …. no deberán otorgarse derechos que impliquen el aprovechamiento de recursos naturales”[62].

Condena internacional

Frente a la incapacidad del Estado paraguayo de cumplir su compromiso de proteger su territorio, los Totobiegosode contactaron a autoridades alternas: la ONU y la OEA.

En noviembre de  2014, la Relatora Especial de la ONU sobre los derechos de los Pueblos Indígenas visitó a Paraguay para evaluar la situación. Su informe notó “una situación de desprotección generalizada de los derechos de los pueblos indígenas sobre sus tierras, territorios y recursos, vitales para su supervivencia y dignidad,” dando lugar a “numerosos conflictos y ulteriores violaciones de los derechos humanos”. Hizo un llamado al gobierno para que viera la situación como “emergencia” y adoptara medidas inmediatas para eliminar el riesgo de contacto no-deseado con grupos Ayoreo viviendo en aislamiento[63].

Su informe, sin embargo, no logró disuadir las empresas ganaderas. Muchas siguieron tumbando el bosque, incluyendo a Yaguareté, que deforestó unas 2.000 ha adicionales durante 2015.

Luego, en febrero de 2016, la CIDH ordenó que se diera estatus protegido al PNCAT, afirmando que “las comunidades en aislamiento voluntario del pueblo Ayoreo Totobiegosode se encuentran en una situación seria y urgente, dado que sus derechos a la vida e integridad están presuntamente en riesgo”. Por medio de la medida cautelar 54-13, ordenó al gobierno paraguayo garantizar el cese inmediato de deforestación en tierra Totobiegosode[64].

La resolución de la CIDH detuvo el ritmo de deforestación dentro del PNCAT pero no lo frenó. Yaguareté taló 900 ha en 2017, mientras más deforestación también ocurrió en fincas en el centro y noroccidente del territorio[65].

En respuesta, en un intento de hacer cumplir las medidas cautelares de la CIDH, el INFONA emitió una serie de resoluciones en febrero de 2018, suspendiendo todos los planes de cambio de uso del suelo que habían sido otorgados a propiedades dentro del PNCAT[66]. Esto eliminó cualquier ambigüedad acerca de la legalidad de la deforestación en el territorio: sin plan válido del INFONA, la deforestación es indudablemente ilegal.

Pero esto no sería suficiente para devolver las tierras ya deforestadas, donde ya se engordaban miles de cabezas de ganado que luego serían sacrificados por Yaguareté y otros. Y aunque las nuevas reglas trajeron un breve respiro, las excavadoras no se quedaron silenciosas mucho tiempo.

Victoria Tauli-Corpuz, quien entre 2014 y 2020 fue la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas © UN / Jean-Marc Ferré

Victoria Tauli-Corpuz, quien entre 2014 y 2020 fue la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas © UN / Jean-Marc Ferré

3. El cuero y la deforestación ilegal en territorio de una tribu no-contactada

Camiones de ganado en el Chaco paraguayo con destino a los frigoríficos © Earthsight

Camiones de ganado en el Chaco paraguayo con destino a los frigoríficos © Earthsight

© Earthsight

© Earthsight

La deforestación en el PNCAT continúa

El PNCAT es muy remoto. No hace mucho, podría haber sido posible tumbar el bosque a punto de excavadora sin que nadie supiera. Pero en la era actual, cuando imágenes satelitales de alta calidad están disponibles gratis, resulta imposible para los responsables de la deforestación ilegal esconder sus actividades.

En 2017, Earthsight publicó un informe condenatorio sobre el hecho de que el carbón vegetal vendido en supermercados europeos venía de bosques del Chaco paraguayo[67]. Desde ese entonces, hemos seguido monitoreando las imágenes satelitales del área cuidadosamente. Después de que la resolución del INFONA en 2018 resaltara la ilegalidad de la deforestación en territorio de la tribu Totobiegosode no-contactada, dichas imágenes mostraron que se había dejado de tumbar árboles  en la finca de Yaguareté Porã. Pero dos meses después de la resolución de INFONA, nuevas franjas de amarrillo empezaron a aparecer en otra área hacia el norte del PNCAT.

En la medida que nuevas imágenes se hacían disponibles, a veces cada pocos días, miramos con horror mientras las excavadoras empezaran, de forma sistemática, a arrasar el bosque en ambos lados de una importante fuente de agua en un área cinco kilómetros de largo y ocho de ancho. Por la eficiencia y rapidez de la actividad, no había ninguna duda sino que se llevaba a cabo un proceso de deforestación industrial para abrir espacio a la ganadería extensa. Se estaban perdiendo un área  equivalente a 20 canchas de fútbol cada día. Eventualmente, en un lapso de unos pocos meses, se perdieron 2.100 ha de valioso bosque.

Luego, durante el verano del año siguiente, sonaron más campanas de alerta. Las imágenes satelitales revelaron nuevos procesos de deforestación en el otro lado del PNCAT, a una distancia de 60km. En apenas seis semanas, delante de nuestros ojos, desaparecieron 520 ha – un área casi cuatro veces más grande que el extenso Hyde Park, en Londres (véase figura 4).

Figura 6: Área de bosque deforestada para la ganadería dentro del PNCAT, 2005-2019 (cumulativa), por finca

Hoy en día, para aquellos que saben hacerlo, es relativamente fácil detectar la deforestación ilegal. Pero no es posible responsabilizar a nadie desde 800km por encima del planeta tierra. Para frenar estos procesos es necesario saber quién lo está haciendo y de dónde viene el dinero. Earthsight se empeñó en identificar a los responsables de esta nueva deforestación, el destino del ganado que salía de estas fincas y de otras dentro del PNCAT, y el paradero final de los productos de los animales. Al mismo tiempo, empezamos a explorar la corrupción y tráfico de influencias que permitía que los ganaderos salieran impunes por sus acciones.

A finales de 2019, Earthsight viajó a territorio Totobiegosode en las remotas extensiones del Chaco paraguayo. Nos reunimos con comunidades indígenas que se están oponiendo al proceso de deforestación y que nos dieron la inusual autorización de documentar el proceso de deforestación en su territorio. Aunque ahora zigzaguean decenas de kilómetros de carreteras construidas por los ganaderos en el Chaco, no hay mapas. Utilizando GPS e imágenes satelitales para navegar, pudimos registrar la destrucción en video; y conversando con los trabajadores de las fincas y conductores de los camiones que transportan el ganado, pudimos obtener nueva información sobre sus responsables.

Descubrimos que la empresa responsable por la deforestación que ocurrió en el norte de la finca de Yaguareté Porã en 2018 era brasileña; se llamaba Caucasian SA, e intentaba justificar sus acciones con referencia a las licencias ambientales otorgadas al dueño anterior, Agro Inversora Occidental SA. Abogados que representan a activistas Totobiegosode nos explicaron cómo, en 2018, habían presentado una denuncia legal contra Caucasian, que resultó en un acuerdo extrajudicial según el cual la empresa acordó cesar acciones de deforestación y pagar compensación. Menos de un año después, sin embargo, Caucasian reinició la actividad de las excavadoras. Imágenes satelitales mostraron que unas 663 ha adicionales de bosque habían sido deforestadas solo en los dos meses de octubre y noviembre de 2019.

Una finca ganadera de la empresa brasileña Caucasian SA © Earthsight

Una finca ganadera de la empresa brasileña Caucasian SA © Earthsight

Las oficinas de Chortitzer, una de las exportadoras de carne más grandes de Paraguay © Earthsight

Las oficinas de Chortitzer, una de las exportadoras de carne más grandes de Paraguay © Earthsight

Establecer las identidades de las personas detrás de dicha deforestación en el otro lado del PNCAT  fue más difícil. Antiguos mapas mostraron que la finca en cuestión había sido catastrada como posesión de Ángela Beatriz Oddone Scavone, que había deforestado mucho del bosque ya a comienzos de la década de 2010. Pero la finca ha cambiado de dueño varias veces desde entonces. Trabajadores de la finca nos dijeron que estaba ahora en manos de un agricultor menonita llamado Félix Krahn, socio de la gigantesca cooperativa agrícola y empacadora de carnes Chortitzer. Investigaciones posteriores en el catastro nacional paraguayo confirmaron que Chortitzer había adquirido la finca en abril de 2019, poco antes del inicio de la nueva deforestación[68]. Los trabajadores nos dijeron que la tierra que estaban deforestando era para un corral, que puede ser la excusa vendida por Félix, pero que parecería ser una justificación inusual dado que la tierra en cuestión sería suficiente para acorralar casi 3 millones de vacas[69] – la quinta parte de todas las cabezas de ganado de Paraguay[70].

Para finales de 2019, unos 530km2 de tierras dentro del territorio de la tribu no-contactada habían sido deforestadas y ganado instalado en ello por empresas ganaderas, para producir carne  y cuero destinados a la exportación[71]. Durante los últimos cinco años, casi toda la deforestación de esta clase ha ocurrido en tierras de Yaguareté Porã o en las fincas que ahora pertenecen a Caucasian y Chortitzer (véase Tabla 1). A pesar de los mejores esfuerzos de activistas Ayoreo, y a pesar del aumento continuo en los niveles de protección legal para sus tierras, la ola de ganado sigue multiplicándose.

Earthsight buscó brindar a Yaguareté Porã, Caucasian y Chortitzer la oportunidad de enviar sus comentarios a nuestros hallazgos antes de la publicación del informe. A pesar de nuestros amplios esfuerzos, no fue posible obtener los datos de contacto de Caucasian. No recibimos ninguna respuesta de las otras dos empresas.

Saliéndose con la suya – como la agroindustria utiliza corrupción e intimidación para menoscabar los controles ambientales

Earthsight viajó a la capital Asunción para averiguar más sobre las técnicas usadas por los ganaderos para continuar la deforestación ilegal a escala industrial por lo ancho de Paraguay, incluyendo dentro de las tierras preciosas del pueblo no-contactado Totobiegosode. Allí, nos reunimos con funcionarios gubernamentales dispuestos a compartir información reservada, y trabajamos de encubierto en empresas comercializadoras de tierras. Aunque no tenemos evidencia para sugerir que ninguna de las empresas nombradas en este informe haya utilizado estos métodos, la información que reunimos de estas fuentes ofrece un duro retrato de las maneras como la agroindustria en general en Paraguay es capaz de pisotear los controles ambientales.

Earthsight habló con actuales y antiguos oficiales del Ministerio del Ambiente paraguayo. Todos describieron una cultura institucional que favorece los intereses de la clase terrateniente del país por encima de la legislación ambiental en la que personas que ocupan altos cargos encubren casos de deforestación ilegal.

Una antigua funcionaria, Karen Colmán, identificó y denunció docenas de casos de deforestación ilegal, primero a sus superiores en el ministerio y luego a la Fiscalía General de la Nación. En ambos casos dijo que le respondieron con silencio. Cuando intentó seguir con la denuncia le dijeron que se callara y que aprobara licencias que regularizaran la deforestación ilegal. Cuando resistió los intentos de sus jefes de hacerla desistir, la enviaron a reunirse con representantes de los terratenientes cuya deforestación ilegal se rehusaba a encubrir. Durante su conversación con Earthsight, Karen lloraba al recordar los intentos de estos representantes de sobornarla y, cuando esto no funcionó, de recurrir a amenazas. Eventualmente, quitadas sus funciones normales y asignada una serie de tareas tediosas o peligrosas, se vio obligada a renunciar[72].

Un oficial que sigue trabajando en el Ministerio del Ambiente describió como sus superiores ordenan a oficiales de menor rango aprobar licencias a pesar de sus obvias irregularidades. Recordó colegas a quienes les habían dicho: “Esta es una solicitud del Ministro. Tienes que aprobar esta licencia”.

La ley paraguaya restringe la venta de tierras cuando los pueblos indígenas tienen título o persiguen una reclamación de tierra[73]. Estas protecciones, sin embargo, tal como ocurre con la aprobación de licencias ambientales, son muchas veces esquivadas. Para penetrar la oscura realidad de las transacciones de tierra en el Chaco paraguayo, Earthsight trabajó encubierto, sus investigadores posando como inversionistas interesados en la ganadería.

© Earthsight

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Reunión de investigadores encubiertos de Earthsight con la comercializadora de tierras GD Agronegocios © Earthsight

Reunión de investigadores encubiertos de Earthsight con la comercializadora de tierras GD Agronegocios © Earthsight

Nos reunimos con una comercializadora de tierras, GD Agronegocios, que tiene sede en la ciudad sureña de Encarnación. En el lapso de una breve reunión la empresa nos ofreció no una, sino dos, propiedades situadas dentro del territorio especificado en la reclamación de tierra de los Totobiegosode.  El título oficial de una de dichas propiedades, a nombre de los Totobiegosode, había sido anteriormente tema de una rencorosa disputa entre la comunidad y una empresa ganadora argentina de nombre Itapoti SA[74]. La segunda propiedad es una finca ganadera activa, llamada AgroRendá, que ocupa 32.000 ha en el norte del territorio.

En ambos casos, Earthsight preguntó si le sería posible deforestar las fincas – acto inequívocamente ilegal tras la suspensión de los planes de cambio de uso de tierras de parte de INFONA. Los representantes de GD nos aseguraron que sería fácil conseguir los documentos necesarios. Uno de ellos nos dijo: “Aquí se consigue de todo: si lo buscas lo encontrarás”, indicando que esto tendría más que ver con contactos personales que con la validez de nuestra solicitud: “Tengo un amigo en el Ministerio del Ambiente, un ingeniero, y si llega el momento cuando no puedas conseguir algo, él les ayudará”[75]. Luego, el dueño de la empresa, Germán Drachenberg, fue un paso más allá, diciendo a Earthsight que siempre que entregáramos la documentación pertinente, podríamos empezar con la deforestación incluso antes de recibir autorización del ministerio.

Como inversionistas responsables, Earthsight verificó repetidamente si pudieran existir problemas asociados con grupos indígenas u otras comunidades locales que se pudieran oponer a nuestros planes de ampliar el pastaje. El representante de GD insistió que no: “Hay cero problemas en esta área, es el futuro de Paraguay”, dijo. “Punto y aparte: no hay riesgo”[76].

Habiendo recibido un borrador de nuestros hallazgos, Agronegocios dijo que las propiedades que nos ofrecieron tenían título legal, planes de uso actualizados y evaluaciones de impacto ambiental aprobadas; dijo que si los anteriores dueños de las tierras hubieran actuado en violación de la ley “no es asunto de nuestra empresa”.

Para seguir el dinero, siga las vacas

El bosque del PNCAT es talado para crear pastaje que se utiliza para criar ganado, que luego es vendido a mataderos, generando ganancias. Para seguir el dinero, entonces, teníamos que seguir a las vacas. Utilizando la información reunida de múltiples fuentes dentro de la industria ganadera de la región, pudimos vincular ventas de ganado de fincas dentro del PNCAT a los pocos gigantes del sector empacador de carne. Conjuntamente, sus instalaciones sacrifican seis mil vacas cada día[77] - o más o menos un animal cada siete segundos. Casi todos los productos son destinados a la exportación.

Nos dijeron que los animales que provienen de la finca de Caucasian son transportados en camión a la ciudad de Belén, a unos 250km al suroriente del PNCAT. Allí, son vendidos a FrigoAthena, una sucursal del gigante de la industria de carne brasileña, Minerva, una de las empacadoras de carne más grandes del mundo. Un camionero con quien hablamos confirmó haber entregado ganado de Caucasian a las instalaciones de Minerva hace solo unos meses. Cuando fue inaugurado en 2017, el enorme matadero y procesador de Belén fue descrito como el más moderno de Sur América[78]. El mayor matadero del país, sacrifica 1.200 animales cada día[79], alrededor de la quinta parte del total nacional[80]. Durante los primeros cinco meses de  2020, suministró más de la cuarta parte de todas las exportaciones nacionales de carne[81]. En el último mes para el que tenemos cifras, mayo de 2020, superó el record mensual, matando más vacas ese mes que cualquier otro matadero había jamás logrado[82].

La finca de la cooperativa menonita Chortitzer envía su ganado a su propio matadero, FrigoChorti, el matadero más cercano al PNCAT y el más grande del Chaco paraguayo. Earthsight visitó y grabó video de sus grandes instalaciones en las afueras de la ciudad de Loma Plata, el asentamiento menonita cuya economía domina, y miramos mientras camión tras camión bajaba estruendosamente por la vía destapada que proviene del PNCAT para luego entrar a la planta. Más de catorce mil vacas murieron allí durante el mes de nuestra visita[83].

Nuestras fuentes nos dijeron que, en cambio, el ganado de la finca Yaguareté Porã es vendido al  Frigorífico Concepción, la segunda empacadora más grande de carne nacional después de Minerva. El ganado de Yaguareté y de otra finca dentro del PNCAT donde la deforestación se dió entre 2005 y 2011, es llevado al principal matadero de Concepción, en la ciudad del mismo nombre, cerca de Belén. Nos informaron que Yaguareté tiene un largo y exclusivo arreglo con la empresa.

Habíamos seguido el camino a los mataderos porque seguimos las vacas. Pero para ir más allá en nuestro rastreo del dinero, teníamos que averiguar a los clientes de las empresas.

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La curtiduría de Cencoprod, la exportadora de cuero más grande de Paraguay, cerca de Asunción. Más de 80 por ciento de sus ventas son destinadas a Italia © Earthsight

La curtiduría de Cencoprod, la exportadora de cuero más grande de Paraguay, cerca de Asunción. Más de 80 por ciento de sus ventas son destinadas a Italia © Earthsight

Tambores para el curtido de pieles en operación en la fábrica de Lecom en Limpio, cerca de Asunción, febrero de 2020 © Earthsight

Tambores para el curtido de pieles en operación en la fábrica de Lecom en Limpio, cerca de Asunción, febrero de 2020 © Earthsight

La conexión italiana

La creciente deforestación del Chaco paraguayo ha sido impulsada por la demanda extranjera por carne paraguaya, que ha incrementado siete veces desde 2000 y ahora vale más de $1 billón por año[84]. A diferencia de Brasil, donde la mayor parte de la carne producida es consumida domésticamente, en Paraguay la mayoría es destinada a la exportación.

Hasta ahora, por lo menos (ver Cuadro de Texto, página 5), muy poca de la carne termina en la Unión Europea (UE). La mayoría va a Chile y Rusia. Pero lo contrario es el caso del cuero que proviene de estos animales. Pieles de fincas en el Chaco son procesadas en curtidurías paraguayas usando sal de cromo, que las convierte en ‘cuero azul mojado’ (wet-blue leather). Este azul mojado es luego enviado a curtidurías extranjeras, donde es transformado en una variedad de productos incluyendo muebles, zapatos, carteras y la tapicería y acabados de autos.

Paraguay exporta alrededor de 50.000 toneladas de cuero azul mojado cada año. Casi 66 por ciento de estas exportaciones son enviadas a la UE, y casi todas éstas a un solo país: Italia. Italia es, con creces, el mayor comprador de cuero paraguayo en el mundo; en 2018 era el destino de 61 por ciento de las exportaciones del país[85].

Las importaciones de Italia han venido incrementándose al ritmo de la destrucción de los bosques del Chaco para la ganadería. Compañías del país importaban casi cinco veces más cuero paraguayo en  2019 (24.000 toneladas) que en 2009 (5.200 toneladas)[86].

Italia es un líder global en la producción de artículos de lujo de cuero, el segundo exportador de productos de cuero a nivel mundial y el más grande en el sector de marca[87]. Dos terceras partes de todos los productos de cuero curtido producidos en la UE son fabricados en el país[88]. Sus curtidurías están divididas en tres principales nodos en diferentes partes del país. Cada uno se especializa en un sector específico. El enfoque de las curtidurías de Toscana es la alta moda; de Campania, la ropa en general y productos básicos de cuero; y del Véneto – la zona de curtidurías más grande de Europa –  muebles y el sector automotriz.

Para averiguar si el cuero que sale del PNCAT era enviado a Italia, y en caso afirmativo, exactamente donde, Earthsight trabajó de manera encubierta en las curtidurías más grandes de Paraguay.

Sólo hay cinco curtidurías en Paraguay, que no tiene salida al mar, y cuatro de ellas son responsables por 98 por ciento de las exportaciones del país a la UE[89]. Pudimos confirmar que todas usaban pieles de mataderos que reciben ganado del PNCAT. Todas las pieles de Chortitzer, por ejemplo, son vendidas a Cencoprod, una empresa creada por la misma Chortitzer y dos otros mataderos menonitas, para procesar sus pieles. Lecom, el tercer exportador de cuero, dijo a nuestros investigadores encubiertos que compra pieles tanto de FrigoAthena como de Concepción. Este último también curte algunas de sus pieles para ser luego exportadas bajo su misma marca.

Las visitas encubiertas también nos abrieron una ventana sobre el destino del cuero. Presentándonos como potenciales compradores, recorrimos sus fábricas en Asunción, y mientras trabajadores colocaban cueros mojados en la maquinaria, los dueños nos dijeron que enviaban la mayoría de su cuero a la región italiana del Véneto, añadiendo que la mayoría de su cuero está destinado a la industria automovilística. Luego, mientras luchábamos por ocultar nuestro crecido interés, empezaron a nombrar algunos de los autos que usan su cuero. Mencionaron unos nombres muy famosos.

4. Grand Theft Chaco: La conexión con los autos de lujo

Un quinto del cuero en el mundo es utilizado en autos © ssuaphotos / Shutterstock

Un quinto del cuero en el mundo es utilizado en autos © ssuaphotos / Shutterstock

La cantidad de cuero utilizado en autos cada año es suficiente para cubrir Manhattan tres veces © Shutterstock

La cantidad de cuero utilizado en autos cada año es suficiente para cubrir Manhattan tres veces © Shutterstock

Crece le demanda por cuero en los autos lujo

Casi la quinta parte del cuero producido en el mundo es utilizada en autos, y esta proporción ha tenido un crecimiento constante[90]. Mientras disminuye la utilización de cuero en el calzado, el sector automovilístico ha sido descrito como “el salvador de la industria mundial de cuero”[91]. Se pronostica que la demanda del sector por cuero crecerá más de cinco por ciento al año entre 2019 y 2027[92].

Las pieles de entre 50 y 60 millones de vacas son utilizadas cada año para fabricar los acabados de autos destinados a las personas más ricas del mundo[93], en un negocio valorado en $29 billones[94]. El cuero utilizado en autos en un solo año podría cubrir la isla de Manhattan tres veces[95]. Europa juega un papel líder en esta industria. Ochenta por ciento de los autos de lujo en el mundo tienen escudo alemán[96]. Todos los años, cada uno de BMW, Mercedes y Audi (parte del Grupo Volkswagen) fabrican alrededor de dos millones de autos de esta categoría[97]. Adicionalmente, mientras el sector automotriz en general experimentaba dificultades incluso antes de la llegada de COVID-19, el sector de lujo ha estado en auge. Mercedes, BMW, Rolls Royce, Lamborghini, Bentley, Ferrari y Lexus todos reportaron ventas sin precedentes en 2019[98]. A pesar de que constituye solo una minoría de los ingresos de los productores, la venta de autos de lujo genera las más altas ganancias. El enorme Grupo Volkswagen, por ejemplo, el productor más grande de autos a nivel mundial, depende de la venta de autos Audi y Porsche para 65 por ciento de sus ganancias[99].

Alrededor de 10 millones de vehículos de lujo fueron vendidos en 2019[100]. Es una suposición razonable pensar que la vasta mayoría de estos usan elementos de cuero. En algunos casos este uso puede limitarse al cuero que cubre el volante, pero en la mayoría de los casos se usa para mucho más. Algunos modelos de Rolls Royce, por ejemplo, requieren las pieles enteras de 15 vacas[101].

El cuero es utilizado también en las versiones de alta especificación de muchos autos que no son de alta gama. Por ejemplo, el Groupe PSA (que produce los autos Peugeot, Citroën y Opel/Vauxhall) dijo a Earthsight que alrededor de 10 por ciento de los autos que ellos manufacturan tienen interiores de cuero[102]. Una comparación con los datos de producción sugiere que Peugeot, Citroën y Opel/Vauxhall estarían vendiendo por lo menos cuatro veces más autos con interiores de cuero de lo que vende de su marca de lujo ‘DS’[103]. En total, hasta la quinta parte de todos los autos vendidos cada año incluyen por lo menos algunos elementos de cuero[104]. Esto incluye quizás la tercera parte de todos los autos manufacturados en la UE[105].

Los autos representan un mercado particularmente importante para el cuero que proviene de países con alto riesgo de deforestación. Casi la mitad de las exportaciones de cuero de Brasil, por ejemplo, se destinan a la industria automovilística[106]. En 2017, más de la tercera parte (el 34,7 por ciento) del cuero utilizado por el sector venía de Suramérica[107].

La creciente importancia del sector automovilístico para las curtidurías italianas

Una revisión de miles de registros de envío que hicimos después de nuestras visitas encubiertas a las curtidurías paraguayas permitió a Earthsight confirmar que la industria automotriz es, con creces, el destino más importante del cuero paraguayo, incluyendo el enviado a Italia.

El sector automovilístico ha venido asumiendo importancia para la industria italiana de cuero, incluso dando un impulso crítico a la recuperación económica del país tras la crisis financiera de 2008-2009[108]. La proporción de cuero italiano destinado al sector se ha duplicado durante los últimos 15 años. El sector ejerce, además, una influencia mayor de lo que se esperaría dado su tamaño, puesto que, a diferencia de otros sectores como el de calzado, está altamente concentrado: unas pocas empresas muy grandes e influyentes son responsables por la mayor parte de la producción nacional. Dos de las principales empresas del sector de cuero en Italia se especializan en  producción para la industria automovilística[109]. El presidente de la Confederación Europea del Sector del Curtido de Cuero, COTANCE, que representa los intereses del sector en Bruselas, proviene de un especialista en cuero automotriz[110], mientras uno de sus vicepresidentes también trabaja para una de las principales empresas italianas del mismo sector[111].

La importadora de cuero paraguayo más importante es la empresa italiana Pasubio, una de las mayores productoras de cuero en Europa. Un estimado 39 por ciento de las exportaciones paraguayas de cuero se destinan a esta empresa[112], que depende del sector automovilístico para más de 90 por ciento de sus ventas anuales de €313 millones[113]. Otros compradores italianos importantes de cuero paraguayo incluyen el Gruppo Mastrotto, la curtiduría más grande de Europa, cuyo segmento automotriz está en auge[114].

Pasubio es un cliente particularmente importante para las curtidurías que Earthsight ha demostrado procesan pieles que vienen de fincas ilegales dentro de la reserva del PNCAT. Los datos disponibles (que solo cubren cortos periodos de tiempo entre 2014 y 2017) sugieren que hasta la mitad de las exportaciones de Lecom pueden ir a esta compañía, 45 por ciento en el caso de Frigomerc y 61 por ciento en el de Frigorífico Concepción[115]. A pesar de que no ha sido posible acceder a registros de envío con fecha posterior a 2017, tanto Lecom como Cencoprod confirmaron a investigadores encubiertos de Earthsight en 2019 que Pasubio seguía siendo un cliente destacado.

Pasubio es un proveedor líder de cuero automotriz y una de las curtidurías más grandes de Italia © Pasubio website

Pasubio es un proveedor líder de cuero automotriz y una de las curtidurías más grandes de Italia © Pasubio website

Las oficinas de Pasubio en Arzignano, la ciudad en Véneto que alberga muchas de las curtidurías italianas © Earthsight

Las oficinas de Pasubio en Arzignano, la ciudad en Véneto que alberga muchas de las curtidurías italianas © Earthsight

Los autos de lujo que impulsan la deforestación en Paraguay

Los ejecutivos de las curtidurías paraguayas nos aseguraron que una selección de marcas automovilísticas mundialmente famosas usa sus productos. Esto incluye dos de los productores más grandes de Alemania y del Reino Unido – BMW y Jaguar Land Rover.

BMW, que es dueño también de Mini y Rolls Royce, manufacturados en el Reino Unido, es el segundo productor más grande de autos de lujo del mundo, y vendió un poco más de  2,5 millones de vehículos en 2019[116]. La mayoría de estos autos contiene detalles de cuero. En 2007, BMW admitió consumir 11.000 pieles por día[117]. Hoy, BMW produce millones de vehículos más de lo que hacía entonces[118].

El Gerente General de Cencoprod, Ferdinand Kehler, dijo que el cuero de su empresa era utilizado por BMW. Dijo que “durante muchos años” su compañía había suministrado cuero para ser utilizado en la producción del BMW X5, en Sudáfrica. Aunque esta cadena específica de suministro había cerrado, dijo que Cencoprod ha mantenido ventas que en últimas llegan a BMW por otras vías. “Vendemos a Italia, y de allí va a Alemania a un proveedor de BMW”.

Sin embargo, respondiendo a preguntas suplementarias de Earthsight, la empresa alemana aseguró haber sido informada por Pasubio de que ninguna de las pieles que había recibido venían de Cencoprod. Pero confirmó que, vía Pasubio, sí compraba pieles de Concepción, Frigomerc y Lecom, y que a través de estos proveedores recibía pieles de los mataderos de FrigoAthena y Frigorífico Concepción[119]. FrigoAthena, de propiedad de Minerva, recibe ganado de la finca de Caucasian SA, mientras Frigorífico Concepción procesa vacas de la finca Yaguareté Porã – ambas operando en tierras ilegalmente deforestadas del PNCAT.

Presentado con todos nuestros hallazgos antes de la publicación de este informe, BMW dijo: “Hasta ahora no tenemos información que confirme que las cadenas de suministro del Grupo BMW en América Latina estén afectadas por los problemas presentados”[120]. La empresa (que ahora rastrea todas sus pieles hacia los mataderos) dijo que estaba explorando opciones para extender sus sistemas de trazabilidad para cuero que proviene de Sur América, pero que su “estrategia a medio plazo” es de eliminar gradual y definitivamente el uso de cuero de toda esa región[121].

Kehler dijo a Earthsight que Cencoprod es proveedor de cuero para el Range Rover Evoque, vía Pasubio. “En 2009, Pasubio desarrollaba cuero para el Range Rover Evoque. Para este modelo buscaban un cuero de pelo fino, y gracias a esto nos incorporaron en el programa. No somos principalmente nosotros, entiendes – nosotros somos solo una parte. Utilizan 5.000 pieles cada día, y puede ser que entre 500 o 1.000 vienen de aquí”, dijo[122].

El Evoque, el modelo de mayor venta de la empresa matriz, Jaguar Land Rover, es fabricado en la planta de Halewood, en Merseyside (Liverpool) en el Reino Unido. La fábrica produjo un récord de 85.000 autos Evoque en 2018/19, un incremento de 25 por ciento comparado con el año anterior[123]. Todos los nuevos modelos Evoque tienen volantes y algunos acabados en cuero, y todos menos los modelos más básicos, tienen también sillería enteramente de cuero[124].

Land Rover es uno de los clientes más importantes de Pasubio. En 2015, utilizó cuero de Pasubio, de un valor de casi €60 millones, en sus autos: lo equivalente a 23,8 por ciento de las ventas totales de la empresa[125]. La empresa hermana de Land Rover, Jaguar, fue responsable del uso de otro 14 por ciento[126]. Preguntado en junio de 2020 sobre las fuentes del cuero que utiliza, Jaguar Land Rover declinó la oportunidad de confirmar o negar que hubiera comprado cuero paraguayo de Pasubio que vendría de las curtidurías implicadas. La empresa no tiene ninguna política sobre deforestación y no respondió a preguntas sobre su capacidad de rastrear el origen del cuero que utiliza. No admitió usar cuero de Sur América, pero sí dijo que en Brasil su proveedor tiene un sistema para garantizar que sus sub-proveedores no compran ganado involucrado en la deforestación[127].

Suministrados con una copia completa de nuestros hallazgos justo antes de la publicación del informe, Jaguar Land Rover dijo a Earthsight: “Tomamos muy en serio toda alegación de comportamiento ilegal o inmoral dentro de nuestra cadena de suministro y hemos tomado medidas inmediatas para averiguar los puntos que han mencionado con los proveedores relevantes”. Dijo que “espera[ba] que sus proveedores cumplan con todas las leyes y normas relevantes, además de manejar el impacto ambiental de sus operaciones”[128].

Los otras empresas automovilísticas en el punto de mira

Muchas otras empresas y marcas automotrices compran cuero de curtidurías italianas implicadas en este escándalo. Con su colección incomparable de marcas de autos de lujo, incluyendo a Audi, Porsche, Bentley, Bugatti y Lamborghini, el Grupo Volkswagen es, probablemente, el principal consumidor de cuero automovilístico del mundo, además de ser el mayor productor de autos. En 2014, el grupo consumió unos 10 millones m2 de cuero – suficiente para cubrir Central Park tres veces, o cinco el Tiergarten de Berlín[134]. En 2019, el grupo producía 750.000 autos más que en 2014. Es entonces probable que ahora consuma mucho más cuero[135].

En 2016, Pasubio – la firma que identificamos como el mayor comprador de pieles de curtidurías paraguayas que se originan en tierras ilegalmente deforestadas dentro del PNCAT – informó a corresponsales especialistas que los autos manufacturados por el Grupo Volkswagen generaron más de 25 por ciento de sus ingresos[136].

Cuando Pasubio fue comprado por un gigante de capital privado dos años más tarde, seguía describiendo al Grupo Volkswagen como uno de sus principales clientes[137]. En su sitio web, Pasubio declara que ha suministrado cuero para autos de la marca epónima, como también para autos con los escudos de Porsche y Skoda[138]. Volkswagen es también cliente del Gruppo Mastrotto, que tanto Lecom como Cencoprod confirmaron compra cantidades importantes de sus pieles paraguayas. En un video promocional que aparece en el sitio web del Gruppo Mastrotto, autos de la marca Audi (que pertenece a Volkswagen) son muy visibles y, en 2015, el Gruppo Mastrotto recibió el estatus de proveedor Future Automotive Supply Tracks (vías de suministro automovilístico futuras, o FAST) dentro del listado de “proveedores estratégicos” del Grupo Volkswagen[139]. En nuestros intercambios con la curtiduría paraguaya Lecom durante nuestro trabajo encubierto, nos dijeron específicamente que el cuero suministrado a una empresa hermana en Italia, Nuti Ivo, es usado en los supercoches Lamborghini, también propiedad de Volkswagen.

En respuesta a preguntas directas de Earthsight, Lamborghini dijo que había contactado a todos sus proveedores de cuero y que sin excepción habían afirmado que no suministran cuero proveniente de Paraguay[140] Ofrecida la oportunidad en junio de 2020, Volkswagen (que dijo responder en nombre de todas sus marcas, incluyendo a Lamborghini) no confirmó ni negó que sus marcas utilizasen pieles provenientes de las curtidurías paraguayas nombradas. Admitió que es capaz de rastrear todas sus cadenas de suministro de cuero y, en la ausencia de una política interna sobre deforestación, pide simplemente a sus proveedores que confirmen por escrito que el cuero no venga de la Amazonía[141].  Este requisito, además de ser imposible de imponer, no cubre los millones de hectáreas de bosques valiosos en otras partes de América Latina.

Cuando contactamos de nuevo a Volkswagen con nuestros hallazgos, justo antes de publicar este informe, Volkswagen cambió su discurso. Aunque confirmó que compraba tanto de Pasubio como de Mastrotto, dijo que ambas empresas le habían informado de que nada de lo que vendían a Volkswagen incluía cuero paraguayo. La empresa dijo también que estaba desarrollando una nueva política de adquisición de cuero que excluiría materiales asociados con la deforestación ilegal[142].

El listado de clientes que Pasubio afirma tener incluye también a Peugeot, Citroën, Hyundai, Kia, y Ford. En respuesta a las mismas preguntas sobre sus políticas y la posición de Paraguay dentro de sus cadenas de suministro, PSA – el segundo productor de autos en Europa, y hablando en nombre de Peugeot, Citroën y Vauxhall/Opel – dijo solo que “a su entender” no había pieles paraguayas en sus vehículos, sea de Pasubio o de otras fuentes[143]. La empresa reconoció que “comparte su preocupación sobre cadenas de suministro de cuero” [sic] y dijo que está actualmente contratando auditorías sobre las suyas[144].

Hyundai (respondiendo en su nombre y el de sus marcas Kia y Genesis) dijo que planeaba publicar un nuevo código para sus proveedores durante 2020 que incluiría estipulaciones sobre la rastreabilidad, una respuesta que sugiere que actualmente dichas medidas no existen[145]. Ford no respondió a nuestras preguntas sobre la rastreabilidad de cuero, diciendo solamente que se reúne con sus proveedores regularmente para “influirlos, y garantizar que respondan por sus planes de responsabilidad”[146]. Cuando presentamos nuestros hallazgos a la empresa justo antes de publicar este informe, Ford confirmó que compraba cuero de Pasubio pero dijo que todo el cuero en cuestión origina en Europa, enfatizando además que “nunca adquiere conscientemente materiales que contribuyan a … preocupaciones ambientales”[147].

Durante nuestra reunión encubierta, una de las curtidurías paraguayas que compraba cueros que hemos demostrado venían de fincas ilegales dentro del PNCAT, se ufanó de ser proveedor del cuero utilizado en – quizás – el más famoso de todos los autos de lujo. El Gerente General de Cencoprod, Ferdinand Kehler, dijo que su cuero es utilizado en los volantes de Ferrari, e incluso nos mostró un ejemplo. La probabilidad de que no estuviera simplemente vanagloriándose se apoya en el hecho de que estuvo totalmente dispuesto a clarificar para los investigadores de Earthsight que Cencoprod no había suministrado cuero a Porsche, a pesar de que informes de prensa sugiriesen el contrario. Adicionalmente, Kehler ha hecho la misma afirmación sobre Ferrari en público[148].

Sin embargo, Ferrari dijo a Earthsight que ninguna de las curtidurías paraguayas nombradas (incluyendo a Cencoprod) “suministra cuero para nuestros vehículos”, pero no explicó si esta negación cubría también procesos de suministro indirectos o pasados; tampoco respondió cuando preguntamos si sus sistemas de rastreabilidad eran lo suficientemente robustos como para hacer dicha afirmación[149]. Preguntado por sus políticas de adquisición de cuero y si éstas incluyen temas de deforestación y derechos indígenas, Ferrari no pudo responder, diciendo solo que sus proveedores están obligados a cumplir con el código de conducta corporativo. Este código no hace ninguna mención a bosques e incluye solo la vaga afirmación que Ferrari “anima la adopción de prácticas sostenibles” por parte de sus proveedores[150].

Varias de las empresas automotrices que encuestamos, mientras no fueron capaces de citar ninguna política interna sobre deforestación, sí notaron que los contratos con sus proveedores de cuero requieren que éstos cumplan con todas las leyes y regulaciones relevantes. Pero requisitos de este tipo no se extienden a fincas más arriba en la cadena de suministro, las que tumban bosques para criar ganado y, por esto, no contribuyen nada que ayude a prevenir la utilización de pieles que vengan de la deforestación ilegal.

Antes de publicar este informe, Earthsight contactó a todos los mataderos y curtidurías paraguayas que figuran aquí, a las curtidurías italianas, y a las empresas automovilísticas mencionadas, para darles la oportunidad de responder a nuestros hallazgos. Llegada la fecha límite para su respuesta, no habíamos recibido respuesta alguna de las empresas paraguayas o de las curtidurías italianas. Los detalles relevantes de las respuestas dadas por las empresas automotrices están resumidos anteriormente en el texto y en la tabla a continuación.

Los gigantes del capital provado que financian al cuero sospechoso

En años recientes el rápido crecimiento en el uso de cuero, impulsado en particular por los sectores de lujo y automovilístico, ha llamado la atención de los más importantes capitalistas del mundo.  Pasubio, la enorme curtiduría italiana, importador principal de cuero paraguayo, fue comprada en 2017 por CVC Capital Partners, la empresa de capital privado más grande de Europa.

En 2019 Rino Mastrotto, otra grande curtiduría italiana fuertemente dependiente del sector automotriz[129] y con una planta en Brasil, se convirtió en blanco de los mismos intereses, con la empresa italiana de capital privado NB Renaissance Partners adquiriendo el control de la empresa. NB Renaissance es patrocinada y gestionada por la compañía estadounidense Neuberger Berman, que se jacta de manejar activos con valor de $357 billones[130]. Cuando contactada por Earthsight, Neuberger admitió que Rino Mastrotto había comprado pequeños volúmenes de Paraguay, más recientemente en 2018, pero afirmó que no lo había hecho desde entonces[131]. CVC no respondió a una solicitud de comentario.

Se ha afirmado que una de las ventajas que convence a las grandes empresas de cuero a aceptar estas grandes inyecciones de dinero es que fortalece su capacidad de conseguir materias primas. Se podría argumentar que inversiones de esta clase son una burla a los compromisos de sostenibilidad.  CVC, por ejemplo, se presenta como inversionista responsable y es firmante de varias declaraciones de estándares internacionales financieros, tales como los Principios para la Inversión Responsable  (PIR) y el Compacto Global de la ONU. Neuberger también es firmante de los PIR. Sin embargo, ninguna de las empresas es firmante de las declaraciones de inversionistas organizadas por el PIR tras los incendios en Amazonía en 2019[132] o sobre deforestación en las cadenas de suministro de ganado del mismo año[133]

5. Una industria desenfrenda

© Jamesboy Nuchaikong / Shutterstock

© Jamesboy Nuchaikong / Shutterstock

No es plausible que las empresas automovilísticas argumenten ignorancia como excusa de su incapacidad de limpiar sus cadenas de suministro de cuero. Esta no es la primera vez que los vínculos entre los gigantes del sector automotriz y la deforestación en Suramérica hayan sido expuestos. Hace una década, Greenpeace trazó las conexiones entre ganado proveniente de tierras deforestadas en la Amazonía brasileña a empresas de cuero que suministraban a numerosas marcas grandes, incluyendo a Ford, Honda, Toyota, BMW, Volkswagen y Mercedes[152]. El ejemplo de Paraguay demuestra que la industria sigue estando lejos de comportarse como es debido.

Para lograr una visión más amplia de esta cuestión, Earthsight contactó a todos los otros grandes productores de autos a nivel mundial, para preguntarles sobre sus políticas en cuanto a deforestación y sobre la rastreabilidad de cuero. Los resultados muestran que los fracasos que documentamos afectan a todo el sector y que, en todo caso, BMW – la empresa al centro de nuestro escándalo – está a la cabeza de casi todos sus rivales en este tema.

Irónicamente, el hecho de que pudimos rastrear el cuero del PNCAT a BMW con más confianza de lo que fue posible con otras empresas automovilísticas, se debió a que ellos han mostrado más interés sobre las fuentes del cuero que la mayoría de sus competidores. Como resultado, ellos pueden identificar de dónde viene todo – pero este conocimiento llega solo hasta la identidad del matadero, no a la finca especifica de origen. Además, aunque cuando hicimos la encuesta BMW no tenía una política sobre bosques o derechos indígenas, sí había preparado borradores de ambas (que fueron lanzadas finalmente en junio de 2020)[153]. No podemos decir lo mismo de ningún otro productor de los que sondeamos.

Actualmente, tampoco tiene Mercedes, el productor de autos de lujo más grande del mundo, una política sobre deforestación, y no puede rastrear completamente la procedencia del cuero que utiliza, aunque tiene planes de actualizar su política de sostenibilidad para incluir cláusulas relevantes y está pidiendo que sus proveedores identifiquen las fincas de origen cuando sea posible[154]. La empresa dijo a Earthsight que hasta el momento las respuestas de sus proveedores no habían identificado a Paraguay como una fuente de cuero; la empresa también dijo que está considerando prohibir pieles de Brasil[155].

Volvo – el quinto productor de autos más grande del mundo – está, como BMW, más interesado en las preocupaciones por la deforestación y cuero que sus competidores. Volvo ha asistido a reuniones de la mesa redonda de cuero responsable, y tiene planes de conseguir rastrear la cadena de suministro hasta la finca, capacidad que ya tiene en el caso de los mataderos. Como tal, fue la única empresa que pudo decir con algún grado de confianza que no utilizan pieles paraguayas. Pero incluso Volvo no tiene una política escrita ni requisitos para sus proveedores en relación a cuero, deforestación o derechos indígenas. La empresa dijo a Earthsight que intentaría cambiar esta situación[156].

Ninguno de los otros principales productores de autos contactados por Earthsight pudo citar ninguna política interna sobre deforestación o derechos indígenas, o afirmar su capacidad de rastrear su cuero a un matadero específico, y mucho menos a una finca (ver tabla 2).

Entre los productores de autos de lujo, solo Tesla se ha comprometido a no utilizar cuero[157]. La única concesión hecha hasta ahora por otros productores es la de ofrecer más opciones libres de cuero, especialmente en sus vehículos eléctricos, donde es de esperar que las personas que los compren serán más conscientes de temas ambientales. Mientras otras empresas globales que consumen cuero, como Timberland o H&M, prohibieron el uso de pieles de Brasil tras los devastadores incendios que captaron la atención del mundo en agosto de 2019[158], ninguna empresa automovilística ha seguido su ejemplo.

Debajo de la medida

El contraste con los productos básicos comparables es llamativo. Prácticamente todo el aceite de palma aceitera que entra a la UE puede ser rastreado al molino que lo procesó, por ejemplo, y se está extendiendo esta capacidad al punto de que la tercera parte de la producción del sector sea ahora rastreable a la plantación de origen[159].

La Iniciativa Cacao y Bosques ha llevado a muchos de los principales comerciantes y productores de chocolate a mapear más de un millón de granjas que ocupan el eslabón inferior de sus cadenas de suministro. Gigantes del sector, incluyendo a Mondelez, Barry Callebaut, Tesco y Cargill se han comprometido a rastrear 100 por ciento del cacao que compran directamente a la granja de origen hasta 2022[160].

La situación es muy diferente en el caso de la industria de cuero. Una guía de rastreabilidad producida por la ONU que cubre diez productos básicos globales, resalta los principales aspectos de sostenibilidad que la trazabilidad debe abarcar en relación al cuero, incluyendo la “prevención de deforestación”, la “prevención de la invasión de áreas protegidas para establecer la ganadería” y la lucha contra “el trabajo esclavo”[161]. Todos los abusos que ocurren a nivel de la finca.

La guía de la ONU señala el Leather Working Group (Grupo de Trabajo sobre Cuero – LWG) como la entidad internacional con responsabilidad de evaluar la rastreabilidad de cadenas de suministro de cuero. Establecido en 2005, el LWG cumple un papel parecido al de la Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sostenible: a saber, el de desarrollar protocolos de auditoría que permitan la certificación de productores de acuerdo con su desempeño ambiental.

En la mayoría de los casos, sin embargo, las auditorías de LWG no hacen ningún esfuerzo por evaluar la capacidad de rastrear pieles a la finca de origen. El último resumen publicado por LWG de su trabajo sobre la rastreabilidad no menciona ni una sola vez a fincas o a granjas. Mide la trazabilidad únicamente como el “porcentaje directo de material que es trazable al matadero”[162].

En Brasil, los mataderos sí tienen la obligación de entregar evidencia al LWG de haber mapeado por lo menos algunas de las fincas que suministran los animales que terminan en sus instalaciones, y que dichas fincas no hayan participado en la deforestación de la Amazonía o en la “invasión de áreas indígenas protegidas”.

En el caso de empresas del “resto del mundo”, sin embargo, no hay ninguna mención de las fincas de origen de las vacas. Empresas que caben dentro de esta categoría – que incluye a Paraguay – solo tienen que entregar el “nombre del matadero” de donde originan sus materiales[163]. Como lo expresa una reciente evaluación de Chatham House, “operaciones en la parte inferior de la cadena de suministro siguen descontroladas”[164]. En consecuencia, de acuerdo con la definición de la ONU, el LWG no está adecuado a sus fines: muchas de sus auditorías no dicen nada sobre la relación entre el producto y la deforestación, la invasión de tierras o el trabajo esclavo.

© LWG website

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© LWG website

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Este aspecto queda claro si consideramos las auditorias llevadas a cabo por el LWG de las empresas relacionadas con la investigación de Earthsight. De las cuatro empresas de cuero automovilístico italianas que son miembros del grupo, la última auditoría de tres de ellas mostraba cero rastreabilidad al matadero. Entre estas tres figuraba la empresa Gruppo Mastrotto, basado en el Véneto, que recibió un marcador de cero por ciento en cuanto a trazabilidad pero que, sin embargo, fue premiado con el rating ‘Oro’ por el LWG. La empresa que mejor librada salió, Conceria Errepi, recibió un rating de rastreabilidad de solo dos por ciento. Mientras tanto, Pasubio – la empresa que conecta las curtidurías paraguayas a los gigantes automotrices de Europa – no es ni siquiera miembro del LWG[165].

Más defectos fueron aparentes en el caso de las curtidurías paraguayas examinadas por Earthsight. Lecom tiene una cifra de rastreabilidad de 86 por ciento, a pesar de que compra sus pieles de al menos dos empresas ganaderas involucradas en la deforestación ilegal de tierras indígenas. Cencoprod recibió un perfecto marcador de 100 por ciento de trazabilidad física. Pero esto solo quiere decir que puede rastrear las pieles a los mataderos menonitas, no a la finca original. Nuestros estudios de caso demuestran muy claramente la incapacidad de los criterios del LWG de identificar los abusos claves que cualquier proceso de certificación debería identificar[166].

De hecho, las curtidurías paraguayas dijeron a Earthsight que la apatía de sus clientes crea poco incentivo para desarrollar mecanismos de trazabilidad más rigurosos. El Gerente General de Cencoprod, Ferdinand Kehler, dijo a investigadores encubiertos que la firma había empezado a diseñar su propio sistema para rastrear las pieles a la finca de origen (una tarea facilitada bastante dadas las estrechas relaciones entre las empresas menonitas). Pero pronto abandonaron el proyecto.

“Cuando fundamos Cencoprod, invertimos mucho en la cuestión ambiental, suponiendo que nuestros clientes iban a ser más exigentes,” dijo Kehler a Earthsight. “Pero nos dimos cuenta que a fin de cuentas al cliente solo le interesa el precio. Hemos perdido contratos con clientes internacionales a otras curtidurías que no invirtieron nada en cuestiones ambientales. Es muy costoso estar al tanto de estos temas y a menudo me decepciono cuando un cliente compara precios y procede a comprar a alguien que es más barato pero no cumple con sus responsabilidades ambientales”[167].

Quizás la razón por la que sus clientes no preguntan es porque no creen que sea labor suya preocuparse. Cuando son acusados de dañar los bosques o el clima, o de ser cómplices en el abuso del bienestar de los animales, la respuesta estándar de la industria de cuero es que no tiene responsabilidad porque lo suyo es sub-producto de la industria cárnica. Sus defensores dicen que usan materiales que serían producidos de cualquier manera, y que sin ellos sería desechable. Pero un examinen más detallado de esta afirmación sugiere que es poco convincente.

Aunque se considera que la piel de una vaca representa solo el 10 por ciento del valor total del animal en el momento de su sacrificio[168], representa en realidad una proporción mucho más alta cuando se examina su precio final de mercado. El valor de las exportaciones globales de pieles crudas, azul mojado (wet-blue), crust y cuero terminado, que alcanza los $28,5 billones, está a la par con el de las exportaciones de carne de res ($29,2 billones)[169]. Además, los mataderos no venderían las pieles si no les fuera más rentable que deshacerse de ellas. Con los estrechos márgenes que rigen en un lugar como Paraguay, el ingreso adicional que reciben los ganaderos por la venta de las pieles puede hacer la diferencia al decidir si sería rentable deforestar más.

El tratado de libre comercio que aumentaría el impacto de la UE sobre los bosques paraguayos y los pueblos habitantes de bosques

La contribución de la UE a la deforestación en Paraguay no es simplemente resultado de sus importaciones de cuero. La UE también importa cantidades significativas de carne de res. Es posible que las importaciones de ambos productos básicos aumentarán pronto cuando entre en fuerza un nuevo acuerdo de libre comercio.

La UE importó 4.066 toneladas de carne de res de Paraguay en 2019[170]. Esto incluye tanto la carne fresca como la congelada suministrada por cada uno de los tres mataderos que Earthsight demostró compran ganado de fincas deforestadas ilegalmente dentro del PNCAT. Frigomerc fue, con creces, el proveedor más grande y, conjuntamente, las tres empresas fueron responsables de casi dos terceras partes de la carne de res exportada a la UE. Carne proveniente de estas empresas fue importada por Italia, los Países Bajos, España, Alemania, el Reino Unido y Portugal[171]. Sin embargo, la UE fue el destino de menos de dos por ciento de las exportaciones totales de carne de res paraguaya[172], y su papel como importador de cuero fue mucho más importante en términos de su contribución a impulsar la deforestación en el Chaco paraguayo. Pero esto podría estar por cambiar.

Actualmente, se impone un arancel de entre 40 a 45 por ciento a la carne de res paraguaya al entrar en la UE (con la excepción de las primeras 1.000 toneladas, que reciben un trato preferencial). Sin embargo, de acuerdo con los términos de un nuevo acuerdo de libre comercio negociado entre la UE y el bloque comercial  Mercosur – que incluye Paraguay, Brasil, Argentina y Uruguay – se permitirá la entrada de hasta 99.000 toneladas de carne de res a un arancel mucho más bajo de 7,5 por ciento[173]. Paraguay está solicitando el derecho a 19.000 toneladas de esta cuota[174] que, si es aprobado, implicaría casi la cuadruplicación de sus exportaciones actuales. Mientras tanto, se está preparando la eliminación de aranceles de exportación sobre el cuero argentino y uruguayo. No está claro aún si se concederá lo mismo a Paraguay[175]. De darse, esto podría abonar el terreno para una expansión significativa de exportaciones. La modelación de la UE predice que las importaciones de textiles, ropa y cuero de los países de Mercosur crecerán dramáticamente entre 32 a 36 por ciento como resultado del acuerdo[176].

En junio de 2020, la Defensora del Pueblo Europea y un grupo de organizaciones ambientales y de derechos humanos presentaron una queja formal a la Comisión Europea, alegando que había ignorado su obligación legal de garantizar que el TLC con Mercosur no conllevara a la degradación ambiental o a violaciones a los derechos humanos. Advirtieron que solo se emitió una evaluación de impacto ambiental del acuerdo cuatro meses después de que hubiera sido pactado, rindiéndolo vacío de contenido e imposibilitando cualquier participación de la sociedad civil[177]. La recién publicada evaluación de impacto del tratado recomienda una serie de posibles medidas de mitigación, incluyendo una que sugiere que Paraguay extienda su ley de cero deforestación al Chaco[178].  Pero el texto final del TLC no incluye ninguna de estas sugerencias. Aunque es cierto que incorpora un artículo sobre bosques que obliga a las partes a combatir la deforestación ilegal y actividades económicas relacionadas, y otro que requiere que los gobiernos de Mercosur implementen los compromisos del Acuerdo de París sobre cambio climático, no incluye ningún mecanismo que permita medir su grado de cumplimiento o de ejecución[179]

6. Conclusión: La urgente necesidad de regulación europea

Bosque en la Amazonía en llamas, agosto de 2020. La industria automotriz también utiliza grandes cantidades de pieles de Brasil, donde la ganadería es el principal impulsor de la deforestación © Christian Braga/Greenpeace

Bosque en la Amazonía en llamas, agosto de 2020. La industria automotriz también utiliza grandes cantidades de pieles de Brasil, donde la ganadería es el principal impulsor de la deforestación © Christian Braga/Greenpeace

Bosque desmontado para la producción de aceite de palma en Indonesia © Earthsight

Bosque desmontado para la producción de aceite de palma en Indonesia © Earthsight

La punta del iceberg de la deuda que tiene la industria automovilística con la deforestación y los derechos humanos

La investigación de Earthsight ha desmentido las afirmaciones dudosas de la industria automovilística de que respeta el medio ambiente y los derechos humanos, exponiendo en cambio la sangrienta realidad del asunto. Múltiples marcas europeas de autos de lujo utilizan cuero suministrado por empresas que procesan pieles de ganado criado en fincas que, de manera ilegal, deforestan el último refugio del pueblo nómada Ayoreo Totobiegosode – el último pueblo indígena no-contactado en las Américas fuera de la Amazonía. No obstante, este estudio en particular, aunque especialmente estremecedor y flagrante, ilustra solo una parte de un problema mucho más amplio.

Para empezar, este caso es apenas la punta del iceberg de la deforestación ilegal en Paraguay. Si es cierto – como se estima de manera conservadora – que el 20 por ciento de toda la deforestación que ocurre en el país es ilegal[180], se puede argumentar entonces que el 20 por ciento de los productos básicos que salen de esos terrenos provienen de actividades ilícitas. Paraguay exporta un estimado $200 millones de tales productos básicos de origen ilegal cada año, incluyendo alrededor de $12 millones a la Unión Europea[181].

Pero no es únicamente la deforestación ilegal que importa. Una hectárea de bosque tumbada por una excavadora de forma legal tiene el mismo impacto sobre el clima que su equivalente arrasada ilegalmente. Y la mayoría de las exportaciones paraguayas de carne y cuero son rastreables a tierras que han sido deforestadas de su bosque natural en los últimos 20 años. Aunque el aceite de palma de Indonesia, la soja de Brasil y el cacao de África reciben mucho más atención, un estudio reciente muestra que, por unidad de peso, no hay ningún bien en el mundo que cause más deforestación que la carne de res y el cuero de Paraguay[182].

Existe también el pequeño tema de Brasil, que suministra mucho más cuero a la industria automotriz que Paraguay y tiene sus propios problemas arraigados de deforestación y abusos de derechos[183]. Ha habido un poco más de actividad de parte de la industria de carne y cuero en relación con la Amazonía brasileña, pero ninguna empresa que compra todavía de Brasil puede argumentar tener las manos limpias, puesto que incluso las empresas con los mejores sistemas no pueden prevenir el ´lavado´ de ganado (cuando las vacas pasan la mayor parte de sus vidas en tierras recientemente deforestadas para luego ser engordadas en otro lugar)[184]. Se ha demostrado que las empacadoras de carne brasileñas más grandes, que tienen los sistemas de rastreabilidad más avanzados – como JBS –han mostrado ser profundamente corruptas, haciendo que sus promesas sean de dudable valor[185].

Entonces, aún si la probabilidad de que el cuero en su BMW provenga de tierras robadas a la tribu Totobiegosode no-contactada sea baja, la posibilidad de que haya sido acabado con cuero vinculado a procesos recientes de deforestación tropical es mucho más alta.

El problema más amplio de productos básicos de riesgo forestal y la necesidad de regulación

Más de 70 por ciento del total de la deforestación tropical es impulsada por la agricultura comercial, los factores más responsables siendo el ganado, la soja y la palma aceitera. Alrededor de la mitad de los productos de esta deforestación están destinados a la exportación, dos terceras partes viniendo de tierras donde valiosos bosques han sido arrasados ilegalmente[186]. Dado que la deforestación contribuye alrededor de 12 por ciento de todas las emisiones de CO2 generadas por los seres humanos[187], se está haciendo cada vez más aparente que si la humanidad quiere prevenir una degradación climática irreversible, tendrá que abordar su adicción a los productos básicos vinculados a la destrucción de bosques.

Bajo la creciente presión de ambientalistas, hace una década, un abanico de grandes corporaciones involucradas en la producción, comercialización y consumo de estos productos básicos prometió terminar su papel en la deforestación de manera voluntaria antes de 2020. Mientras otras industrias asociadas con los ‘productos básicos de riesgo forestal’, como el chocolate y la palma aceitera han logrado progresar más en este sentido que la carne o el cuero, su fracaso sigue siendo rotundo.

Cuando Greenpeace se comprometió a examinar sistemáticamente el progreso hacia esta meta, justo antes de vencer el plazo, describieron sus resultados como “un desastre sin precedentes”. Su informe concluyó que durante los últimos 10 años se han arrasado otras 50 millones de hectáreas de bosque tropical – un área dos veces más grande que el Reino Unido – para producir los productos básicos consumidos por empresas como estas[188].

Es ahora incontestable que un enfoque voluntario sobre el tema no funciona. Si se va a lograr que estas industrias hagan lo correcto, los gobiernos tendrán que obligarlas a hacerlo.

La Unión Europea tiene un papel clave que jugar, como lo tiene también el Reino Unido ahora que ha salido del bloque. Juntos se estima que son responsables por 10 por ciento del total de la deforestación global dado su consumo de estos bienes[189]. Se estima que, cada año, la UE importa soja, carne de res y palma aceitera producidas en tierras tropicales ilegalmente deforestadas, por un valor de €6 billones. Italia y Alemania fueron los dos recipientes principales, con un consumo total anual de €1,75 billones. Paraguay fue la cuarta fuente más grande de estos productos básicos, después de Brasil, Indonesia y Malasia[190].

Tanto la UE como el Reino Unido han reconocido por mucho tiempo la urgente necesidad de acción para responder a su responsabilidad compartida como impulsores de la deforestación internacional. Varias corporaciones grandes como también, por ejemplo, los gremios del cacao/chocolate y palma aceitera, se han pronunciado a favor de una reglamentación. Tras años de estudios, acciones reales y contundentes están a la vista. Pero aún es posible que dichas acciones se descarrilen. Como Earthsight ha descubierto, gremios vinculados a los comercializadores y usuarios del cuero automovilístico de uso lujoso se encuentran entre aquellos liderando la carga para frenarlas.

Un momento crítico en los esfuerzos por legislación que obligue a las empresas a depurar sus cadenas de suministro

Actualmente, están en marcha dos diferentes procesos dentro de la UE, que podrían  potencialmente abordar este problema por medio de la regulación. Recientemente, en adición, un equipo de trabajo encargado por el gobierno del Reino Unido ha recomendado que el país adopte el mismo modelo de regulación tras su salida de la UE[191]. Estas iniciativas han recibido amplio apoyo de la sociedad civil y de empresas progresistas, pero están lejos de ser tratos cumplidos, y hay fuerzas poderosas todavía intentando bloquearlos o rebajarlos.

Una iniciativa de la UE, liderada por el Departamento de protección ambiental de la Comisión Europea (Dirección-General, o DG, de medioambiente), está considerando acciones específicas a los productos básicos agrícolas que afectan a los bosques. La otra iniciativa, liderada por la DG de justicia, es más amplia, buscando imponer requisitos a las empresas sobre una amplia gama de riesgos asociados con sus adquisiciones y financiación, incluyendo a los derechos humanos, el medio ambiente y la corrupción, y abarca un abanico más extenso de bienes, como por ejemplo los productos extractivos y farmacéuticos. Aunque las dos regulaciones tratan algunos de los mismos temas, la Comisión aboga por la publicación de ambas, con la intención de que sean alineadas y complementarias[192].

Pero la mera emisión de regulaciones no va a ser suficiente. Para que sean exitosas, tienen que estar bien diseñadas. La voz de las organizaciones de derechos humanos y ambientales es unánime en cuanto a que es esencial que sean de cumplimiento obligatorio si las empresas quieren ganar acceso a los mercados, que se apliquen a todas las empresas independientemente de su tamaño, incluyan mecanismos de implementación que comprendan sanciones disuasivas, y cubran a las empresas que financien las actividades relevantes. Este enfoque fuerte está ganando apoyo tanto dentro de la Comisión[193] como del Parlamento Europeo[194].

Pero con la crisis climática encima, escasea el tiempo. Los próximos meses serán cruciales. Se espera que la Comisión Europea proponga legislación en 2021 cuya forma está siendo desarrollada ahora. El progreso durante este lapso de tiempo dependerá en gran medida de la actitud del gobierno alemán, actual presidente de la UE.

Los primeros indicios son buenos. En un evento clave en abril de 2020, donde el Comisario europeo de Justicia confirmó el plan de introducir legislación que obligaría las empresas a responder por sus impactos sobre la gente y sobre el planeta, el ministro alemán de Trabajo y Asuntos Sociales confirmó su apoyo a las nuevas reglas de la UE, y declaró que la responsabilidad corporativa sería una prioridad política clave durante la presidencia alemana de la UE entre julio y diciembre de 2020[195].

Pero la reacción no ha tardado en manifestarse en Berlín y en Bruselas y, como Earthsight ha descubierto, eso incluye a los gremios que representan los intereses de las industrias que vinculamos a la deforestación ilegal en tierras indígenas en Paraguay.

Y no es solo la UE que tiene que actuar de manera efectiva en Europa. En el Reino Unido, ya no más miembro de la UE, se ha abogado por enfoques reglamentarios parecidos. A finales de agosto, el gobierno del Reino Unido inició un proceso de consulta sobre una nueva ley de debida diligencia en relación con los productos básicos agrícolas[196]. Mientras la propuesta indica un compromiso muy bienvenido con el principio de regulación, el modelo propuesto establece un precedente preocupante. Se aplicaría solo a las empresas más grandes, estaría restringido a la deforestación ilegal, y podría permitir a las empresas importar y comerciar productos básicos con vínculos a la deforestación ilegal siempre y cuando paguen una multa. No está claro, por ejemplo, que el cuero paraguayo usado por la empresa británica Jaguar Land Rover estaría cubierto por dicha ley, o que se prohibiría su utilización y venta en el Reino Unido a los consumidores de ese país y de la UE. De terminar así, esta no sería la ley bien diseñada que se necesita.

Hipocresía: como la industria está combatiendo regulación

El gobierno alemán ha declarado que el enfoque que asume ante la legislación de la UE durante su presidencia estará determinado por la evolución de su legislación a nivel nacional. En su acuerdo de coalición de 2018, el actual gobierno alemán se comprometió a implementar una ley nacional sobre derechos humanos y cadenas de suministro – y a abogar por las mismas medidas a nivel de la UE – si el enfoque voluntario fracasa. Cuando las encuestas de la industria alemana de 2019 y de nuevo de 2020 confirmaron dicho fracaso, el gobierno empezó a redactar la prometida ley[197]. Mientras tanto, una petición que exige una ley de debida diligencia ha logrado más de 220.000 firmas de ciudadanos alemanes[198].

Explicando la urgente necesidad de dichas leyes, el Ministro federal de Desarrollo, Dr. Gerd Müller ha dicho que: “La explotación de la naturaleza y del trabajo infantil no deben ser la base de nuestra economía global ni de nuestra prosperidad”[199]. El Consejo alemán de desarrollo sostenible ha recomendado que el gobierno federal juegue un ‘papel pionero’ en el país, impulsando legislación europea sobre cadenas de suministro, y que para lograr esta meta es importante que implemente su propia legislación contundente[200]. Entonces, lo que hace Alemania en el plano doméstico tiene enormes implicaciones para el enfoque de la UE como un todo. Desafortunadamente, los indicios más recientes son preocupantes.

Varios gremios empresariales en Alemania están llevando a cabo un fuerte trabajo de lobby contra leyes que requerirían debida diligencia en los campos de derechos humanos y medio ambiente, argumentando que les impondrían demandas excesivas en una coyuntura donde el COVID-19 está creando ya el contexto comercial más difícil de los últimos 70 años[201]. La ONG alemana Deutsche Umwelthilfe (DUH), que monitorea la industria automovilística del país y fue responsable de destapar el escándalo de ‘dieselgate’, no tiene duda acerca de dónde viene la presión. “El lobby proviene de la Asociación de Industria Alemana (BDI) y otros gremios genéricos comerciales, pero estos grupos no son, realmente, nada más sino testaferros de las empresas automovilísticas”, dijo Peer Cyriacks, Vicedirector de la conservación de la naturaleza de DUH, a Earthsight. “Cartas y correos electrónicos que hemos obtenido a través de solicitudes de libertad de información muestran claramente la presión que la BDI y otros están aplicando al gobierno alemán para suavizar su posición sobre estas iniciativas”, añadió. La BDI ostenta ser la ‘voz de la industria alemana’ – de la cual el 25 por ciento está representada por la industria automovilística[202]. Los miembros de la BDI incluyen la Asociación de la Industria Automovilística Alemana (VDA) que a su vez incluye todos los principales fabricantes del país, incluyendo a Volkswagen, Daimler, BMW, FCA y Ford, además de fabricantes de sillas como Lear[203]. La asociación alemana de fabricantes de cuero – cuyos miembros más grandes son proveedores de la industria automotriz – es, mientras tanto, parte del “grupo de trabajo” de la BDI”[204].

Parece posible que la presión de la BDI esté empezando a hacerse sentir. En agosto de 2019, DUH supo que el Ministerio de Economía alemán, que ha sido el blanco del lobby más fuerte de la todopoderosa industria automovilística, está ahora presionando duramente para que se debilite la ley de la cadena de suministro[205]. La versión que busca aprobar ha sido tan exhaustivamente diluida que importantes comentaristas alemanas la han descrito como una ‘hoja de parra’[206].

Es posible, por supuesto, que los puntos de vista de algunas empresas difieran de los de los gremios industriales que aseguran representar sus intereses. Por esto, antes de publicar este informe, Earthsight ofreció la oportunidad a todas las empresas mencionadas en la investigación de comentar sobre nuestro hallazgo que la industria automovilística de Europa (por medio de las asociaciones o federaciones de asociaciones que agrupan las empresas) ha estado persiguiendo una estrategia de lobby contra futuras regulaciones serias que buscarían garantizar que las cadenas de suministro no causen abusos a los derechos humanos o riesgos ambientales. El único comentario sobre el tema vino de Daimler, que dijo que apoyaba leyes sobre las cadenas de suministro, pero solo aquellas que sean “apropiadas y factibles para las empresas”[207]. Ninguna otra empresa aprovechó la oportunidad para declarar su desacuerdo con la posición asumida por sus gremios industriales.

Esta situación no debe sorprendernos demasiado. Cuando se preparaba legislación sobre la cadena de suministro de los minerales en las áreas de conflicto, en Bruselas en 2013, la posición de las empresas automovilísticas era fuertemente en contra. En nombre de sus miembros, que incluyen a BMW, Jaguar-Land Rover, Mercedes y Volkswagen, la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), dijo a la Comisión Europea que creía que las líneas directrices voluntarias de la OCDE eran adecuadas. Exigieron que cualquier futura ley debería ser lo más débil posible: no debería ser obligatoria, debería excluir industrias transformadoras como las suyas, y debería aplicarse solo a las empresas más grandes. Argumentaron que cualquier ley sería imposible de implementar, porque los fabricantes de autos europeos “no pueden dictar o controlar los lugares donde un sub-proveedor procura sus materiales”.[208]

Pero simplemente no es cierto que legislación de esta clase sería imposible de implementar. Como este informe ha demostrado, no solo están implicadas las empresas automotrices en la deforestación ilegal del hábitat de jaguares, en territorio de una tribu no-contactada, por medio de sus cadenas de suministro, pero si hubieran querido hacerlo, podrían haber evitado el riesgo. Podrían haber trabajado con Cencoprod para establecer un proceso de rastreabilidad a la finca de origen, tarea que éste dice es perfectamente factible, pero cuyo costo ninguno de sus clientes está dispuesto a pagar. Hubieran podido optar por no comprar pieles de Brasil o Paraguay hasta que se impusieran sistemas serios para garantizar que su producción no impulsara la deforestación. Esto no lo han logrado hacer porque no están dispuestos a pagar el precio de ser éticos. Los hallazgos de este informe muestran que leyes sobre cadenas de suministro son tan necesarias para la industria automotriz como para cualquier otra. Si no quieren ser tachados de hipócritas los gigantes del sector automovilístico deben pronunciarse ya, en público, a favor de regulaciones serias. Si no lo hacen, es esencial que los legisladores europeos se mantengan firmes ante cualquier acción de lobby que argumente lo contrario.

Los Ministros alemanes de Cooperación Económica y Desarrollo, Gerd Müller, y de Trabajo y Asuntos Sociales, Hubertus Heil, participan en una conferencia de prensa sobre la Ley de Cadenas de Suministro, julio de 2020 © dpa picture alliance / Alamy Stock Photo

Los Ministros alemanes de Cooperación Económica y Desarrollo, Gerd Müller, y de Trabajo y Asuntos Sociales, Hubertus Heil, participan en una conferencia de prensa sobre la Ley de Cadenas de Suministro, julio de 2020 © dpa picture alliance / Alamy Stock Photo

Deforestación para la ganadería en el Chaco paraguayo, 2019 © Earthsight

Deforestación para la ganadería en el Chaco paraguayo, 2019 © Earthsight

El grupo de lobby BDI se autodenomina la “Voz de la industria alemana’. BDI ha pedido que se diluya un proyecto de ley sobre cadenas de suministro éticas © BDI website

El grupo de lobby BDI se autodenomina la “Voz de la industria alemana’. BDI ha pedido que se diluya un proyecto de ley sobre cadenas de suministro éticas © BDI website

Agradecimientos

Mujer Ayoreo © Survival International / GAT

Mujer Ayoreo © Survival International / GAT

Earthsight desea agradecer a la Organización Payipie Ichadie Totobiegosode (OPIT), la Comunidad de Chaidi, Iniciativa Amotocodie, el Centro de Estudios Heñoi, la Federación por la Autodeterminación de los Pueblos Indígenas (FAPI), y a las demás organizaciones y personas quienes apoyaron nuestra investigación.

Este informe ha sido elaborado con el apoyo financiero del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth del Reino Unido (FCDO), juntamente a otros donantes.

El contenido de esta publicación es de responsabilidad exclusiva de Earthsight y no se debe de ninguna forma considerar que refleje las opiniones de las organizaciones mencionadas arriba, el FCDO u otros donantes.

Descargo de responsabilidad de idioma: Este documento es una traducción del original en inglés, y es solo para fines informativos. En caso de discrepancias, prevalecerá el original en inglés.

Ilustración principal © Matt Hall

Todas las referencias se pueden encontrar aquí

Imágenes en la portada, en sentido horario desde arriba a la izquierda: Survival International/GAT; Maryna Pleshkun / Shutterstock; Greenpeace; Michael Edwards / Alamy Stock Photo; Earthsight; Commercial RAF / Shutterstock; VanderWolf Images / Shutterstock; Uriel Soberanes / Unsplash